Notimex. Reubicado en el segundo piso del 1001 de la calle Lenoir, en la periferia de Montreal, el Museo des Ondées Emile Berliner (MOEB) vive una nueva etapa, luego de que por primera vez en su historia recibió fondos gubernamentales para ayudar a preservar su acervo, que rebasa las 30 mil piezas.
En su sala principal, el museo dedicado al gramófono exhibe una serie de coloridas y multiformes piezas que integran la exposición “Design Montreal. RCA The sixties and the seventies”, un recorrido por el espíritu espacial que privaba en la época y que podrá visitarse hasta el primer trimestre del 2018.
En esta fecha también se prevé que ya pueda consultarse en línea parte de su acervo, luego de que en el marco del 150 aniversario de la Confederación de Canadá el organismo gubernamental Library and Archives Canadá le otorgó recursos para digitalizar una parte de los materiales bajo su custodia. Anja Borck, directora adjunta del recinto, explicó a Notimex que luego de varios meses de inestabilidad y reacomodo en el mismo edificio, esperan que éste cobre nueva vida, gracias al incremento de voluntarios que colaboran en sus proyectos y a financiamientos como éste.
Para Borck, es un gran paso pues, que ella sepa, en los poco más de 25 años del museo, éste nunca había recibido una subvención así. De acuerdo con información de Biblioteca y Archivos Canadá (LAC, por sus siglas en inglés), en el marco del citado aniversario se destinaron 1.5 millones de dólares para financiar 18 proyectos asentados en Quebec, relacionados con la preservación de la herencia documental del país.
Entre ellos está el denominado “The Emile Berliner Sound and Image Archives”, al que se otorgaron 20 mil 574 dólares. Tal apoyo financiero, expuso Anja, permitirá al museo poner a disposición del público algunos de los discos más raros del acervo, donados por Oliver Berliner, nieto del inventor del gramófono, y el disco “Emile Berliner”, en cuyo honor se erigió el recinto.
En total, serán 500 piezas de audio e imagen las que se digitalizarán, incluyendo unos 20 discos experimentales, que datan de 1891. Son piezas únicas en su tipo y pertenecieron al propio Emile; también se crearán archivos digitales de las portadas, los diseños y los datos técnicos sobre la tecnología utilizada en su grabación, expresó.
Sobre la trascendencia de poner a disposición del público este tipo de materiales, explicó que la historia del sonido grabado en Canadá nunca ha sido documentada como tal, porque aunque había información muchos detalles han sido del ámbito privado, en poder de la familia Berliner, y ahora serán públicos.
Por eso, acotó, más que el contenido de estas grabaciones, lo importante es rescatar y documentar la tecnología con la que fueron realizadas, y eso es parte de lo que intentarán incluir en estos archivos, que podrán ser consultados a más tardar en marzo del año entrante. Otra de las razones por las que les parece trascendente el apoyo es porque al ser un museo pequeño en la periferia de Montreal “queremos mejorar nuestra visibilidad para el público en general y aumentar nuestro impacto social y educativo acorde con el mandato de nuestro museo”.
Montreal, sostuvo, ha jugado un papel clave en la evolución de la grabación de sonido y su tecnología, “esperamos que este proyecto ayude a destacar el impacto que tiene para el país tanto el museo, como la nave industrial en la que está asentado”.
Recordó que fue en ese inmueble donde nació RCA Víctor, el primer constructor de gramófonos, donde se construyó el primer satélite canadiense y que de ahí salieron los equipos de radio y radiocomunicaciones que fueron vitales en los periodos de guerras.
Esa riqueza, destacó, sigue inventariada en una gran bodega de la planta baja del edificio, donde cientos de aparatos, de varias épocas, la mayoría con muebles de madera, además de incontables vinilos de 45 y 33 revoluciones por minuto (rpm), aguardan junto a un gran cúmulo de documentos a ser rescatados del polvo, la humedad y el olvido.
Otras piezas han sido ubicadas en vitrinas colocadas en algunas esquinas del laberíntico edificio, donde ofrecen una probadita de lo que es el museo, y se trabaja para que el próximo año pueda ver la luz una muestra sobre Berliner, en la cual ya colaboran algunos de los becarios que han estado apoyando la labor del museo.
Anja recordó que ante los escasos recursos con que cuenta para operar esta asociación civil, la salida ha sido la diversificación del recinto, donde ya se han rehabilitado estudios de grabación y aulas para actividades académicas y de investigación.
Además de contar con una cafetería, las instalaciones también sirven de anfitrión a algunas conferencias que tienen que ver con la industria del sonido. De hecho, refirió, de mayo de 2016 a marzo de 2017 se exhibió la muestra “Montreal in space”, que dio cuenta del papel de esta ciudad en la carrera aeroespacial, y de esta factoría como el lugar donde fueron construidos los primeros satélites canadienses.
Sobre la exposición actual, Borck explicó que en el aniversario 50 de la famosa “Expo ’67”, el diseño industrial en Canadá estaba en pleno apogeo. Muchos canadienses estaban entre los diseñadores que florecieron durante el verano del “Hombre y su mundo”, de ahí que la muestra se asome a esta época, rica en creaciones impresionantes, en cuyo marco los sistemas estéreos presentaron un ambiente futurista, que el museo ahora recrea a partir de algunas emblemáticas piezas que son otra contribución al patrimonio mundial del siglo XX.
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