Notimex. Conformada por cinco piezas que ponen en tensión la relación sonido, sentidos y espacio, la muestra “Transmutación: alquimias del espacio”, de Jaime Lobato, permanecerá en dicho recinto hasta el 12 de noviembre, para trastocar los sentidos con los que percibimos la realidad- Bajo la curaduría de Paloma Olvera, la exhibición está integrada por cinco piezas que ponen en tensión sentidos como el tacto, el oído y la vista.
“Los seres humanos también escuchamos el espacio, por eso me interesa hacer conciencia del espacio a través de los diversos sentidos, poniendo en cuestionamiento aspectos como qué escuchamos, cómo lo hacemos, a qué órganos y mecanismos recurrimos.
El objetivo es reflexionar sobre cómo nos acercamos a la realidad”, explicó Lobato. “Burning Thoughts” es una escultura que engarza dos importantes tecnologías creadas por el hombre: el fuego, como la más antigua, y el encefalograma, como la más reciente.
“La pieza es una estufa conectada a un sensor de encefalografía que ayuda a medir la energía magnética del cerebro, de esta forma el fuego producido por la estufa reacciona. Es un retrato de fuego de los pensamientos”, explicó el artista. “Iceberg”, por su parte, es una escultura interactiva que permite sólo percibir la forma de un objeto a través del tacto y el oído.
Al introducir la mano en la escultura de agua, el público logrará acceder a una sección de la realidad a la cual no se puede acceder con la vista, una forma secreta que habita simultáneamente las cosas y que podemos develar a través de los demás sentidos. “Mudras” es una instalación sonora interactiva colocada en el Coro del recinto, la cual, a partir de un sensor de resonancia, podrá activar el público a través de sus propios movimientos.
La idea es hacer un puente directo entre la piel y el espacio. “Íntimos solfeos” es el registro sonoro de cómo los habitantes del edificio Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco se relacionan con el espacio: Como son espacios similares, cualquier variación en la utilización del espacio genera un sonido distinto.
Esta es una pieza a caballo entre el plano arquitectónico y la partitura. Finalmente, “Kukul”, palabra en maya que significa quetzal, es una instalación generada a partir de una serie de grabaciones realizadas en las escalinatas de pirámides mesoamericanas, donde los ecos de los aplausos se difuminan en forma de canto de quetzal.
“Es una pieza con la que el público activará el canto de kukul en el LAA, como un llamado a Quetzalcóatl, dentro de un ex convento que perteneció a la inquisición”, detalló el artista, quien también es matemático y compositor, de ahí su interés por la experimentación del sonido.
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