Los rasgos físicos que más atraen a las mujeres

Muy Interesante.- Un estudio ha identificado qué tipo de hombres es más atractivo para una mujer en una relación a largo plazo y para una aventura sexual.

Si bien la belleza es un concepto subjetivo, evolutivamente, seguimos siendo esclavos de la biología de nuestros ancestros. Aquellos que poseían las características más adaptables sobrevivían más y, por tanto, se reproducían más, perdurando estos rasgos de éxito en su descendencia.

Este esquema, que es la base de la teoría de la evolución darwiniana, a veces se encuentra con escollos. Una sorpresa que no esperábamos es la conclusión a la que ha llegado un estudio elaborado por el Instituto de Neurociencia y Psicología de la Universidad de Galsgow, que afirma que, precisamente, los rasgos más masculinos no son los que más atraen a las mujeres. Al menos, para una relación a largo plazo.

Aunque podemos pensar que los rasgos típicamente masculinos, con una mandíbula prominente, arco superciliar marcado y pómulos salientes, son los más atractivos, lo cierto es que los perfiles más suavizados y dulcificados son más atrayentes para las mujeres a la hora de escoger una pareja con la que comprometerse.

Los rasgos varoniles son deseables para la reproducción, pero no tanto para establecer relaciones de apego.
El objetivo primordial del estudio era analizar cómo las hormonas sexuales influyen en las preferencias de las mujeres por los rostros de los hombres. Hasta el momento, es el estudio más grande que ha tratado este tema, recopilando 50 fotos de hombres jóvenes caucásicos. Durante el experimento, los científicos elaboraron dos versiones de cada una de estas fotografías: una ajustando los rasgos más típicamente femeninos y, la otra, acentuando rasgos típicos masculinos.

Los científicos le pidieron a casi 600 mujeres heterosexuales que miraran estas fotos y calificaran el atractivo de los hombres para dos tipos de relaciones: una aventura y una relación a largo plazo. Las mujeres también proporcionaron muestras de saliva, que los investigadores analizaron para detectar hormonas sexuales como el estradiol y la testosterona.

En la prueba de atractivo para una relación a largo plazo, a las mujeres se les dijo lo siguiente: “Estás buscando al tipo de hombre que sería atractivo para una relación a largo plazo. Por ejemplo, alguien con el que mudarse, un compañero con el que vivir, y alguien con el que, en un momento dado, casarse o comprometerse”.

Al mismo tiempo, en la prueba de atractivo para una relación a corto plazo, las mujeres contaban con las siguientes instrucciones: “Estás buscando el tipo de hombre atractivo para una aventura sexual, que puede no durar mucho tiempo. Es decir, una aventura de tiempo limitado o bien de una sola noche”.

Sorprendentemente, los rasgos evaluados como más atractivos para las relaciones a largo plazo fueron los más femeninos; en cambio, los típicamente masculinos fueron mayoritariamente escogidos para una aventura esporádica.

Además, los niveles hormonales no se relacionaron significativamente con la preferencia de las mujeres por las caras varoniles para una relación a largo plazo.

Los investigadores tampoco encontraron evidencia de que las mujeres que usan la píldora anticonceptiva prefieran rostros más femeninos, como se había sugerido al inicio del estudio.

La investigación puede leerse en una publicación previa a la publicación oficial, a falta de realizarse la revisión por pares, úlitmo paso antes de la publicación en una revista científica.

Reproducción, sí. Apego, no.
Las mujeres sí se decantaron por los rostros típicamente masculinos, pero solo para una aventura sexual o relación a corto plazo.

Esto podría deberse a que los rasgos varoniles, como una gran mandíbula y pómulos salientes, indican buenas características hereditarias, como un sistema inmune fuerte. Características deseables para la reproducción sexual, aunque no tanto para establecer una relación de apego con la que criar a la posible descendencia.

Es más, los rasgos típicamente masculinos se han relacionado con personas que están menos dispuestas a invertir tiempo en las relaciones personales, tal como afirman los científicos.