Por: Brenda Serrano Trujillo.
¿Olvido? El pasado, lo que fue, lo que ya no será, lo que ya no vuelve. La palabra es indefinida, imprecisa y titubeante. No determina nada e indica todo.
El olvido implica separación, dejadez, cambiar de contexto, y a veces de vida. Representa lo que se abandona para empezar algo nuevo. Hay dos tipos de olvido: el que brinda banderas fructíferas (bienaventurado- positivo) y el que desdeña buenos caminos y aparta retroalimentaciones (negro- negativo).
En el primer panorama el alma necesita un respiro y liberación, debe despejar su mente de obsesiones, recuerdos vanos, sin sentido, ya que no regresarán, y alejarse de ese pasado para transformar el presente. En este caso, es una evolución el olvido, de algún modo, es subjetivo por definición, ya que el ser humano no puede olvidar al 100%, excepto si sufre de enfermedades como alzheimer, amnesia, esquizofrenia y las que provocan perder la razón y la cordura. Más bien, se cambia esta lejanía de rememoraciones en aprendizaje.
Cuando un desenamorado declara “Ya olvidé a mi expareja, examor” u otras denominaciones, se refiere a que logró superarlo mentalmente y emocionalmente, pues ya no surge tan constantemente en sus pensamientos el periodo en el que compartían sus integridades. Es decir, ya no existe dolencia ante dicha separación. Entonces, se convierte en historia.
La historia se relata, en ocasiones con aflicción, pero se está consciente de que no volverá a ocurrir de esa forma. Ninguna narración se puede repetir con exactitud. Es posible que se parezca o se imite, pero jamás igualar, cada persona, situación o cosa se desenvuelve en diferentes espacios y tiempos, sobretodo este último no vuelve a ser el mismo.
El olvido negro- negativo es más vacío, cruel, angosto y muy verdadero. Cuenta con dos vertientes: cuando se empieza a dejar de querer, pensar, desear un escenario, individuo, recursos material o “aquel” objeto en el que se prestaba mucha atención. Este tipo de olvido no resulta tan beneficioso como el primero porqué trae una repercusión dañina.
¿A qué se debe?
“La indolencia y desilusión es la respuesta”. Se destruyen proyectos, relaciones, objetivos, sociedades, trabajos y/o ideologías, a causa de que el interés disminuye. Por diversos motivos, el sujeto desaparece de sus prioridades aquello que alguna vez soñó, ideó o soñó. ¡Ya no le importa! Entra en una etapa depresiva, aletargada, sin avance y dudosa.
Esto le genera perjuicios, pues renuncia a eventualidades que le hubieran permitido un progreso. La memoria es frágil y desgraciada, lo que pudo haber jurado en un momento, al día siguiente se derroca.
Ejemplificaciones del olvido negro
Un hijo se aparta de su madre, no retorna a visitarla o cuidarla, porqué se originó un malentendido, promete que ella ya no existirá para él y lo consuma. Es una muerte simbólica. A largo plazo, no rinde buenos frutos; la mamá se halla destrozada por el exilio de su hijo, quien es cada vez más vengativo, orgulloso y rencoroso con su entorno. En el fondo, él siempre supo que había otras soluciones, pero no quiso ponerlas en práctica.
También podría darse que un artista empeñado en realizar una obra; de repente, la desecha y ya no persevera en su propósito. Vicios, predominación de necesidades básicas, desánimo social y personal, influencia del contexto son razones que ganan y se decae aquel sueño artístico.
“El olvido del otro”. En el instante en el que una persona olvida al ser con el que tenía un lazo muy estrecho (conyugue, esposo, amigo, amante, pariente, conocido), pero el otro no lo olvida. Si es mutuo es más efectivo, pero sí sólo uno lo hace es fallido, pues la distancia no es al unísono.
El dolor es muy penetrante porque uno abandona, y el otro perpetuará la sombra de su querer, ya que está siendo dejado No es conveniente el fomento de este factor, pero es recurrente en las relaciones.
La afección en la actualidad
No hay distinción de raza, género, edad, condición económica o social para que ocurran estas situaciones. Desde la antigüedad han estado vigentes. La sensibilidad alberga a todos los humanos, pero en algunos es más notoria.
Se detectó, a través de cuestionamientos escritos, a personas en diferentes ámbitos (empresas, universidades, hogares) que es un común denominador que no permite avanzar, especialmente porque se efectúa la teoría del “olvido negro- negativo” y en menor porcentaje se realiza la teoría del olvido bienaventurado. Dentro del mismo olvido existen divisiones.
La psicóloga, Bárbara Islas Pozos, asegura que la dejadez o desinterés con proyectos tiene que ver con la motivación constante. Pero también interviene la madurez o el cambio en el aprendizaje, ya que mientras se crece se conoce y aprende más, se tratan de tomar las mejores decisiones, aunque a veces no es lo que uno anhele desesperadamente.
En las relaciones ¿Qué pasa cuando una persona ya no quiere estar con el otro, pero uno de ellos sí? ¿Qué se recomienda?
Bárbara contesta:
Hay dos líneas, las personas que no quieren seguir con la relación puede que decidan seguir aunque no sea así, por no querer lastimar al otro. Se sacrifican. Y la otra línea es cuando la persona decide dejar a la otra porque no ve futuro en la relación. Tiene que ver con los intereses, emociones y otros aspectos más.
Lo que provoca que alguien ya no quiera estar con otra persona es multifactorial. La gente piensa en ocasiones que no se quiere estar porque no se ama. Sin embargo, hay personas que aman demasiado pero no pueden estar juntas. Eso se atribuye a formas de pensar, de ser, a sus propios intereses, a sus proyectos de vida. O simplemente porque la gente no ha decidido amar al otro.
Reflexión del olvido
“El Gran Gatsby” es una obra que se retrató en la literatura y cine. Es el hombre rico e ideal, en él existió una transformación por una mujer (Daisy). Cuando eran amantes él tenía una posición económica- social baja, ella lo dejó por esta razón y él se prometió volverse poderoso materialmente para desarrollarse en las altas esferas de la sociedad. Cuando se reencuentran surge un nuevo romance, pero la mujer ya está casada con otro hombre de alcurnia. Aun así, mantienen un amorío durante un lapso.
Finalmente, los días se tornan insoportables; Gatsby en la locura de permanecer con ella desatiende elementos que no le favorecen. Daisy decide dejarlo. Él es asesinado. Ninguno de los invitados que acudían a los festines asisten a su funeral, lo conocían superficialmente y por el reconocimiento que le atribuían, pero al último, sólo el narrador de la historia es quien recupera su memoria. Sin el escritor, Gatsby hubiera sido arrojado a la corriente así como el olvido negro.
Este es un relato, pero se plasma la realidad, por medio de arte. Esto es lo que puede suceder con personajes de la vida no ficticia, florece el elogio al otro mientras se da el abandono de sí mismo, la pérdida irremediable del bosquejo profesional, colegial, familiar y afectivo. Hay cursos que impiden la fluidez de un estado positivo; sin embargo, todavía se puede decidir a qué tipo de olvido se quiere perseguir, o a ninguno, aunque hay ocasiones en las que sólo existe una opción.
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