Muy Interesante.- Este reportaje publicado en el número 7 del MUY Saludable ha sido premiado en la categoría de periodismo impreso en los prestigiosos galardones que otorga Boehringer Ingelheim al periodismo en medicina.
“Una mañana al despertar de un sueño intranquilo, en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, Gregorio Samsa se encontró en la cama transformado en un insecto monstruoso”.
Así podría arrancar una novela creada con un copipega de los comienzos de El ingenioso hidal- go don Quijote de la Mancha, de Cervantes, y La metamorfosis, de Franz Kafka. Casi con la misma facilidad con la que hemos compuesto un texto, la medicina cuenta ya con herramientas para cortar y combinar fragmentos de la información conte- nida en el ADN de cualquier especie.
La irrupción de la CRISPR/Cas9 lo ha cambiado todo. Esta técnica de edición genómica, erigida por Science en el avance cientíco más importante de 2015, no solo permite modi car un párrafo de texto del genoma completo, sino que se puede corregir una sola letra –un nucleótido–. CRISPR (por las siglas en inglés de repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente intercaladas) se basa en un conjunto de secuencias de ADN que las bacterias usan para defenderse de los virus. La estrategia funciona a modo de un detective molecular especializado en localizar los genes indeseables y se acompaña de unas proteínas llamadas Cas9, las tijeras encargadas de cortar las partes defectuosas.
1. Una terapia para curar el cáncer de raíz
La revolución parece inminente. Sobre todo por- que, además de e caz, es una técnica rápida, no tóxica, barata y bastante fácil de manejar. Encontrar tratamientos a enfermedades muy frecuentes que hoy no tienen cura es una de las promesas que trae consigo; sobre sus bene cios y riesgos debaten los expertos en bioética. A continuación te mostramos algunas de las esperanzas cientícas depositadas en el cortapega genético.
Destruir todas las células tumorales constituye el santo grial de la oncología y un anhelo casi imposible, porque, si algo las caracteriza, es que son esquivas e inmortales. Cientí cos australianos aseguran estar a punto de darle un vuelco a la situación tras aca- bar en su laboratorio con un linfoma con ayuda de la edición genética.
Según explican en Cell Reports, basta con borrar el gen MLC-1, necesario para que las células malignizadas subsistan. No cabe duda de que esta herramienta acelerará la investigación básica, lo que podría traducirse en una lluvia de hallazgos que ayude al diagnóstico y el tratamiento oncológicos.
Sin ir más lejos, cientí cos de la Universidad de Toronto, en Canadá, usaron la CRISPR/Cas9 para desconectar uno por uno 18.000 genes humanos –90 % de nuestro ADN– e identi car así cuántos de ellos son necesarios para que las células sobrevivan. La cifra de imprescindibles ascendió a 1.500. Algunos de ellos, aseguran, podrían contener la llave maestra para frenar el cáncer.
2. Adiós al dengue y la malaria
Todas las armas de la ciencia no han impedido que un frágil mosquito ha- ga que más de medio millón de per- sonas mueran a causa de la malaria y 390 millones contraigan el dengue cada año, pero los días de gloria del bicho podrían estar contados.
Cientí cos de la Universidad Rocke- feller, en EE. UU., han modi cado el ADN de la hembra del Aedes aegypti, mosquito portador de los microbios causantes de la ebre amarilla, el den- gue y la ebre de chikunguña. “Creía- mos que sería espinoso variar tantos genes, pero bastaron unos ajustes para convertir la técnica en rutinaria”, dice Benjamin J. Matthews, coautor de la investigación. El resultado son ejem- plares incapaces de llevar parásitos y virus de unos animales a otros. Y sin vectores que contagien las enfermedades, estas desaparecen.
La misma técnica la han usado en la universidad estadounidense de California para insertar genes de anticuerpos antipaludismo a los mosquitos del género Anopheles, y han comprobado que el cambio se transmite de unas generaciones a otras. Y cientícos británicos han optado por usar la técnica para inactivar los que permiten que las hembras pongan huevos. El resultado: la extinción de estos dípteros.
3. Órganos de cerdo para trasplantes
Los xenotrasplantes ya se intentaron en la década de 1990. Se consideraba que el parecido siológico que el cerdo guarda con el hombre lo convertían en un donante idóneo. Y era cierto, pero los científicos no habían contado con los indeseables inquilinos del gorrino. Cuando se descubrió que el retrovirus endógeno porcino podía transmitirse a humanos a través de corazones y otras vísceras, la alternativa se aparcó. Toda precaución parecía poca, sobre todo porque acababa de descubrirse que el VIH se originó en chimpancés africanos.
Los motivos para retomarlos lle- garon en 2015 cuando un equipo de la Universidad de Harvard (EE. UU.) impidió la transmisión del virus editando los genes del cerdo. Los investigadores usaron las nuevas tijeras moleculares para cortar en 62 puntos su ADN. Los clones de este animal con el retrovirus inactivado podrían formar un ejército de donantes de ór- ganos seguros. “El impacto potencial es el número de vidas que se podrían salvar y vencer así el abismo que separa el número de órganos disponibles para trasplantar y el de personas que necesitan desesperadamente uno para sobrevivir”, declaraba Donald Ingber, el bioingeniero coautor del estudio publicado en Science.
4. Eliminar el virus del SIDA
Una vez que accede al organismo, el VIH inserta su ADN en el genoma de las células y permanece silente hasta que decide reactivarse y arrasar por completo con las defensas. Por eso, la estrategia óptima sería pagarle con la misma moneda: cortar y extraer los fragmentos que ha colocado mientras el virus está latente para eliminarlo antes de que sea agresivo.
En la Universidad de Massachusetts (EE. UU.) echaron mano de la CRISPR/ Cas9 para intervenir en el VIH dormido de las células. “Es la forma de llegar a la raíz del problema, lo más cerca que se ha estado de acabar con el SIDA”, aseguran los cientí cos del Instituto de Medicina Personalizada de la Universidad de Nevada, en EE. UU., en un trabajo en la misma línea aparecido en PLOS ONE. En el mejor de los casos, la terapia podría llegar a los pacientes en siete años y su uso extenderse a otros males, como la gripe aviar.
Más polémica ha sido la tentativa de Yong Fan y sus colegas de la Universidad Médica Guangzhou, en China, de usar el mismo procedimiento para inmunizar a embriones humanos frente al virus.
Los veintiséis que manipularon tenían taras y no eran aptos para tratamientos de fertilidad. Lograron su objetivo en cuatro. Los expertos recomiendan que los experimentos de este tipo se realicen en primates hasta que se consiga alcanzar más precisión en la tecnología del cortapega.
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