En Huejotzingo recuerdan a sus muertos durante el Carnaval

Por: Omar Sánchez

Foto: Omar Sánchez

Huejotzingo, Pue. El Carnaval de Huejotzingo cumplió 150 años de realizarse de manera interrumpida, poco más de 15 mil danzantes con sus vistosos trajes de zapador, indio serrano, zuavo, turco y zacapoaxtla dieron color a esta ciudad así como el estruendo de sus mosquetones formaron una nebulosa gris de pólvora que iba acompañada de música de banda.

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En este último día que tiene un ritual similar al domingo y lunes, previamente en la madrugada los diferentes carnavaleros junto a sus generales en jefe de los distintos batallones, realizan el “ranchito” que consiste en pedir cooperación a los vecinos de esta jurisdicción para los gastos que implica el derroche que genera esta fiesta.

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Algunos más se concentran a comer en las casas de los generales en jefe, otros recurren al panteón municipal de esta jurisdicción, en donde llevan flores, coronas, música y detonan sus mosquetones en las tumbas de sus familiares o de los que fueron generales en jefe, quienes en años anteriores en vida también formaron parte de este evento que enorgullece a los huejotzingas.

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Cabe señalar, que el carnaval de Huejotzingo retoma su origen en la Batalla del 5 de Mayo, de la tradición católica de moros contra cristianos, de las leyendas del bandido Agustín Lorenzo y de su pasado prehispánico como el casamiento indígena y el señorío Huejotzingo, sin quedar atrás los negritos, quienes ponen el toque “chistoso” a esta fiesta.

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Las largas filas de los grupos de carnavaleros recorren las calles de esta ciudad vieja, para concentrarse en la Villita donde los danzantes bailan, detonan sus mosquetones, comen y beben, para de ahí dirigirse sobre la calle principal y llegar al zócalo de Huejotzingo, donde miles de personas los esperan para observarlos.

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Por último, se realiza la recreación de la ejecución del arriero a manos de los matones de Agustín Lorenzo, además del robo de la hija del Corregidor por este curioso personaje que recuerda a las leyendas del México de siglo XIX, además de la quema del jacal por los batallones de este Carnaval, con lo cual concluye esta expresión cultural y popular del pueblo huejotzinga, en donde muchos terminan lastimados, mutilados e incluso muertos por el mal manejo de la pólvora.

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