El arte de saber vivir.- Muchos estudios señalan que el apoyo emocional es un factor de protección importante para enfrentar las mayores dificultades de la vida. La desolación se ha asociado con una amplia variedad de problemas de salud, incluida la hipertensión arterial, la disminución de la inmunidad, las enfermedades cardiovasculares y el deterioro cognitivo.
De hecho, los bajos niveles de apoyo social incluso se han relacionado con un mayor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, enfermedades infecciosas y cáncer. Somos seres gregarios. Los demás nos aportan una cantidad de elementos que nos permiten mantener el equilibrio físico y psicológico.
Los beneficios del apoyo social
El apoyo y la compañía de los demás es muy importante. Infortunadamente, muchas personas sienten que no tienen acceso a este valioso recurso, y otras muchas se consideran incapaces de acudir a los demás para pedir ayuda. De hecho, dicen los expertos, casi todos nos beneficiaríamos mucho del apoyo social y emocional. Y aunque pueda parecer contradictorio, tener un fuerte apoyo social en realidad puede hacer que seamos más capaces de lidiar con nuestros propios problemas, mejorando nuestra autoestima, autocuidado y sentido de autonomía y autoeficacia.
El consejo y atenta escucha que recibamos en un momento de crisis, puede influir mucho en la valoración que hagamos de aquellas situaciones a las que nos enfrentemos. Por otro lado, nuestra autoestima, autoeficacia y sensación de control interno se pueden ver acrecentados por la empatía y el apoyo psicológico que recibimos de las personas cercanas.
Por lo tanto, si nuestra red de apoyo social nos ayuda a regular nuestras respuestas emocionales y nos refuerza cuando intentamos actuar ante los conflictos, nos está impulsando a hacerles frente de una mejor manera.
Saber buscar una adecuada red de apoyo es muy importante. Hay quienes tienen muchas dificultades a la hora de brindar apoyo, así deseen hacerlo de manera sincera y desinteresada. Este tipo de personas puede ser, en sí misma, una fuente de confusión, ansiedad y estrés para quien requiere apoyo. Esto ocurre, por ejemplo, cuando las personas que intentan colaborarte se comportan de manera excesivamente protectora. Limitando el empleo de los diversos mecanismos de afrontamiento ante las situaciones complejas que se te presentan; o cuando quién te ofrece su ayuda, lo hace de mala gana o carece de empatía, actitud prudente o la paciencia necesaria para escucharte o ponerse en tu lugar. O en otras ocasiones, aquel individuo que es excesivamente crítico, te devalúa como interlocutor, exige beneficios a cambio de su apoyo, o intenta imponer su propia manera de pensar, sin respetar la condición por la que estás pasando.
Afortunadamente hay mucha gente a nuestro alrededor que puede brindarnos un apoyo oportuno y generarnos posibilidades para salir adelante en los momentos difíciles. En realidad, no necesitamos una gran red de amigos y familiares para beneficiarnos del apoyo social. Algunas personas encuentran gran camaradería entre un puñado de personas, ya sean compañeros de trabajo, vecinos o amigos de su iglesia o institución religiosa, por ejemplo. Infortunadamente, las habilidades sociales no siempre fluyen de manera natural y sencilla. Hay muchas personas que tienen problemas para establecer y mantener en el tiempo las conexiones sociales. Muchos otros pierden sus conexiones establecidas debido a cambios en la vida, como la jubilación, exilio, la reubicación o la muerte de un ser querido. En cualquier caso, es muy importante forjar nuevas conexiones para aprovechar los beneficios de una red de soporte saludable. Una red social contiene conceptos importantes como: la cuantía, las particularidades y las cualidades de las relaciones sociales, aunadas a cómo las percibimos.
Pero, ¿cómo establezco una adecuada red de apoyo social?
Amplía la búsqueda y tu campo de acción
Puede que no tengas a alguien en quien confiar, acerca de todos los temas que manejas, y eso está bien. Tal vez tengas un colega con quien puedes hablar de manera fluida acerca de los problemas en el trabajo. Un vecino que te escuche con atención cuando tengas dificultades con tu familia. Aprende a buscar diferentes relaciones para diferentes tipos de apoyo. Pero recuerda mirar a las personas en las que puedes confiar y con las que puedas contar, para evitar interacciones negativas y decepcionantes que luego te hagan sentir peor. Por otra parte, piensa en que esas relaciones que establezcas son de ida y retorno, es decir debes estar dispuesto también a escuchar, ser amable y compasivo con quien construyas dichas relaciones.
Mejora tus habilidades sociales
Si te sientes incómodo en situaciones sociales y simplemente no sabes qué decir, intenta hacer preguntas simples sobre la otra persona para poner en marcha la conversación. Si eres tímido, puede ser menos intimidante conocer a otras personas por actividades compartidas. Como un paseo en bicicleta o una clase de tejido de punto, en lugar de simplemente pasar el rato y hablar. Si te sientes particularmente ansioso en situaciones sociales, considera hablar con un terapeuta con experiencia en ansiedad social y recibe una buena capacitación en habilidades sociales y asertividad.
Sé proactivo
Con frecuencia la gente espera que otros se comuniquen con ellos, y luego se sienten rechazados cuando las personas no salen a su camino para hacerlo. Para aprovechar al máximo tus relaciones sociales, debes esforzarte. Dedica siempre tiempo para cultivar amigos y comunicarte con tus familiares. Acércate para echar una mano a quienes lo necesiten, ofrece tu apoyo cuando sientas que puedes ser útil o simplemente saluda. Si estás allí para los otros, es más probable que estén allí para ti. De hecho, cuando se trata de la longevidad, la investigación sugiere que proporcionar apoyo social a amigos y familiares puede ser incluso más importante que recibirlo.
Saca un buen partido de la tecnología
Es agradable sentarse con un amigo para conversar cara a cara, pero no siempre es posible. Afortunadamente, la tecnología hace que sea más fácil que nunca estar conectado con tus seres queridos que se encuentran muy lejos. Escribe un correo electrónico, envía un mensaje de texto o crea una fecha para reunirte con ellos por medio de un video chat. Sin embargo, no confíes demasiado, ni te entregues del todo en dichas conexiones digitales. Dar y recibir “me gusta” de perfectos desconocidos que vas encontrando por ahí, no es ninguna garantía de que establezcas verdaderos amigos. Intenta revisar muy bien sus perfiles, aficiones y puntos de contacto con tus familiares y amigos no virtuales, y sé cuidadoso a la hora de ofrecer información valiosa de tu vida. Algunas investigaciones sugieren que las interacciones cara a cara son las más beneficiosas. Con esto que digo no estoy devaluando las interacciones virtuales. Se pueden encontrar verdaderas joyas dentro de la red, pero debes ir con prudencia y poco a poco.
Acércate a quienes tienen tus mismos intereses
¿Te gusta caminar, cantar, hacer joyas, jugar al tenis, involucrarte en temas literarios, deportivos, cine o política? Es más probable que te conectes con personas a las que les gusten las cosas que a ti te gustan. Únete a un club, inscríbete en una clase o asume un puesto de voluntario que te permitirá conocer a otras personas que comparten tus intereses. No te desanimes si no haces muchos amigos durante dichas actividades. Tu participación activa y perseverancia harán la gran diferencia y poco a poco encontrarás personas valiosas para compartir. Intenta disfrutar las experiencias mientras conoces a otras personas a lo largo del tiempo.
Busca sustento entre pares y únete a un grupo de apoyo
Si se trata de una situación estresante específica, como cuidar a un familiar o enfrentar una enfermedad crónica, es posible que no encuentres el apoyo que necesitas de su red actual. Considera unirte a un grupo de apoyo para conocer a otras personas que enfrentan desafíos similares. De estas circunstancias obtendrás muchos aprendizajes y consejos que te serán de utilidad. Además te sentirás acompañado durante tus propios procesos y podrás ser un punto de apoyo para muchos más.
Pide ayuda si sientes que estás desbordado
Si no tienes una red de soporte sólida y no estás seguro de dónde y cómo comenzar. Hay recursos a los que puedes recurrir como: lugares de culto, teléfonos de apoyo en la depresión o ideas suicidas, centros para adultos mayores y comunitarios, bibliotecas locales, grupos de refugiados e inmigrantes, centros de salud de vecindarios, servicios sociales gubernamentales y sucursales locales de organizaciones nacionales que brindan diferentes opciones, dependiendo de lo que estés pasando.
Busca ayuda profesional
Si te sientes estresado, perseguido, aislado, tienes ideas de muerte y no soportas la soledad, pero no tienes a nadie en quien confiar, los especialistas en salud mental están preparados para ayudarte de diferentes maneras. Además, pueden hacerte participar de grupos terapéuticos o equipos de pacientes que tengan algo en común contigo. Como expertos en comportamiento humano, los psicólogos y psiquiatras te darán herramientas que a mediano plazo te permitirán desarrollar estrategias para manejar la ansiedad y la depresión, llevar adecuadamente un duelo, controlar el estrés y mejorar tus habilidades sociales entre otras cosas.
Pedir ayuda a tiempo, y a las personas indicadas, facilita la vida, nos enriquece y nos da herramientas importantes para dar soporte a otros.
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