Agencias. El actor Robert Pattinson divirtió en la Berlinale con “Damsel”, un irónico western sobre torpezas masculinas, en una jornada a competición en que Paraguay emocionó con una historia de feminismo emancipador, inclusive de mujeres que se liberan del dominio de otras mujeres.
Los hermanos David y Nathan Zellner y la sonrisa de Pattinson planearon por el festival con el retrato de un “softie” enamorado que cruza el rudo Oeste creyendo ir al rescate de una novia que no quiere ser salvada ni menos aún escuchar sus sosas baladas de amor.
“Vive en su fantasía. En la vida real es mucho más complicado, eso del amor”, respondió Pattinson, sin decidirse a “confesar” si él mismo está o no enamorado, y acompañado en la presentación a los medios de su indómita Penélope del filme, Mia Wasikowska.
La Penélope de Wasikowska engulle a Pattinson, un personaje diseñado para el actor británico, que mantiene la sonrisa de vampiro de sus inicios, ahora aplicada al enamorado que atraviesa páramos acariciando un dulce pony de regalo a su novia y acompañado de un predicador tan torpe como él.
“No estoy traumatizado por ‘Crespúculo’. Me divertí”, respondió Pattinson, a una pregunta sobre su pasado como vampiro y si algún día volverá a él, puesto que sigue identificándosele con esa figura.
La de los Zellner es la cuarta película con la que Pattinson se presenta en la Berlinale—la última, en 2015, con “Life”— y la pregunta del vampiro le acompañó en todas esas visitas, por encima de los intentos del actor de concentrarse en el presente. “Estar reducidas al silencio es de las cosas más terribles que han tenido que sufrir las mujeres”, afirmó, respecto al tema dominante en el festival —los abusos sexuales en el cine—, para añadir, a caballo entre su personaje y ese duro tema, que “cuando una mujer dice no, es que no”.
El #MeToo, su pasado vampírico o su próximo filme, con Claire Denis –“una de mis realizadoras preferidas”, dijo- dominaron la presentación de “Damsel”, un filme que quiere ser un anti-western en la línea de otros hermanos —Ethan y Joel Coen—, aunque sin su vigor.
Presencia guaraní
Completó la jornada a concurso “Las herederas”, la primera película con la que Paraguay compite en la Berlinale, dirigida por el asimismo neófito Marcelo Martinessi e interpretada por un elenco de mujeres fuertes —Ana Brun, Ana Ivanova y Margarita Irún—.
La suya es la historia de una emancipación, la de Chela, quien tras años formando pareja con otra mujer, Chiquita, descubre que hay vida más allá de los muros de su casa venida abajo, lo mismo que su compañera descubrirá que en la cárcel se respira aire más libre.
“Es una película de encierros, en un país que en realidad es una gran prisión”, afirmó Martinessi, cuya película respira feminismo militante y también denuncia de la situación social y política de un Paraguay, según el realizador, “prisionero del inmovilismo”.
“Paraguay es un país bastante invisible en el cine. Espero que esta película sea su disparadero”, remata Martinessi, cuya película es una coproducción con participación múltiple —Uruguay, Brasil, Francia, Noruega y Alemania, además de Paraguay—, con aporte también de las ayudas de la Berlinale a las cinematografías periféricas.
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