Muy Interesante.- Además de la percepción del cuerpo y la evaluación de su tamaño, esta imagen implica un aspecto emocional, relacionado a la manera en cómo nos sentimos con respecto a esa imagen. Schilder (1935) definió a la imagen corporal como la representación mental que cada uno de nosotros construye de su propio cuerpo; es decir, la forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Si esa imagen tiene como referente cánones estéticos sociales, muchas veces surge la discrepancia entre como la persona percibe su cuerpo y el cuerpo ideal impuesto. Lo que puede generar insatisfacción con la imagen corporal subjetiva reflejada en el espejo.
El yo ideal está influenciado también por factores familiares, sociales y publicitarios. Vivimos en un ambiente cultural donde se privilegia la delgadez y la búsqueda del cuerpo perfecto. La mirada sobre el cuerpo y la valoración que de él se hace, ha cambiado a lo largo de la historia. El concepto de lo bello, que hasta principios del siglo XX, estaba dado por las redondeadas formas de una vida de bienestar y abundancia, hoy se asocia a cuerpos andróginos donde conviven la delgadez y la ambigüedad sexual. No hay formas femeninas ni masculinas predominantes, tampoco se diferencian edades, y lo que es más preocupante, no se diferencian roles. Abuelos, padres, hijos adoptan la misma moda.
Las imágenes retocadas distorsionan el ideal de perfección con el objetivo de retrasar el reloj biológico y asemejarse a una edad anterior
Cada día surgen más conductas alimentarias negativas para la salud y todas con el mismo denominador común: perder peso de manera mágica poniendo en riesgo la salud.
Si quiero tener una evolución positiva de la imagen corporal, los rápidos tratamientos estéticos fracasan y nos alejan de las rutinas de ejercicios saludables que implican más esfuerzo físico. Es recomendable que los padres asuman un rol activo en la discusión de esos temas para impartir pautas de conductas saludables.
Así como existe diversidad de etnias, razas y géneros, también son diversas las expresiones en las formas corporales, negarlas es perder la salud y la riqueza de las distintas culturas.
¿El consejo?
Dejar de juzgar el cuerpo y trabajar la aceptación, olvidarse de referentes de belleza e ideales estéticos que no se corresponden con la realidad. En definitiva revisar nuestros conceptos y aprender a gestionar nuestras emociones para disfrutar nuestra imagen sin prejuicios.
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