Ntx. Cual si fuera una competencia de deportes extremos, Alicia llega corriendo justo a tiempo para entregar a sus hijas a la puerta de la escuela antes de que cierren a las 08:00 horas en punto, dejando afuera por lo menos a unos ocho infantes que no alcanzaron a llegar.
“Ahora tendrán que esperar a que terminen de hacerle honores a la bandera para que los dejen entrar, como si no tuviera uno nada que hacer en casa”, comenta una madre enojada luego de que al igual que Alicia tuvo que bajar del vehículo en que venía dos cuadras atrás, ya que los autos se encuentran simplemente detenidos.
Así es como por lo menos dos millones 681 mil 959 alumnos de educación básica, media superior y superior han regresado este lunes a clases, sorteando los obstáculos tradicionales, como el tráfico vehicular generado justamente por esta vuelta a clases. Por ello, para algunos la jornada inicia desde las 05:00 am, ya que al tradicional tráfico pesado se suman obstáculos como las obras de construcción de la Línea 3 del Metrobús y mantenimiento de drenaje y tubería de agua.
Tal es el caso de Avenida 5, en el tramo que va de Ermita a Río Churubusco, donde los cuatro carriles del eje se han reducido a dos debido a las obras del Metrobús y en donde se sitúa el Instituto Progreso y Esperanza, al que acuden cientos de niños a clases. El tráfico vehicular suele ser denso en dicha zona debido a que ahí se encuentra la estación del Metro Escuadrón 201, situación que se complica aún más si se considera que de los dos carriles se ocupa uno para el descenso de los alumnos que llegan al colegio y pasajeros que ascienden y descienden para entrar al Metro.
Por ello, conductores como Aleida Montes, quien se dedica a dar servicio de transporte escolar, comienza a recoger a los infantes desde las 06:00 de la mañana ya que tiene que sortear con todos estos obstáculos a los que se suma la carga vehicular de la hora.
“Por lo general suelo entregarlos a la puerta entre las 07:30 y las 07:45, pero ahora casi no llego”, comenta mientras descansa desayunando una “Guajolota” y un café negro a unas cuadras adelante donde estacionó su camioneta escolar. Situaciones aún más complicadas y pintorescas se viven en otros lugares donde las escuelas se ubican en avenidas secundarias, como el Colegio Brookfield o el Monte Horeb, de manera que los padres que llevan a sus hijos a clases convierten en estacionamientos las avenidas aledañas. De no ser por franeleros como Manuelito, un hombre de avanzada edad que ayuda a que el tráfico fluya en el cruce de la Calle de Santo Tomas y Cerrada de El Mirador, el tránsito por dichas avenidas se haría imposible.
“Y es que se estacionan hasta en doble fila con tal de dejar a los niños frente a la puerta del colegio, mire nomás joven”, me comenta Manuelito señalando una camioneta Equinox que literalmente se detuvo en triple fila obstaculizando el sentido contrario de la por sí estrecha calle de Rancho Santo Tomás. Indiferente a los pitidos de los coches que reclaman la osadía de haber cruzado semejante vehículo en una calle tan chica, la señora regresa a su camioneta y espera a que Manuelito le despeje el camino para poder salir. “¿Y la policía?”, le pregunto sabiendo que hay operativo para evitar estas situaciones. “No, pues ellos están en las avenidas principales, aquí como es una callecita pues no entran porque estorbarían más de lo que ayudarían”, me responde.
En efecto, para ayudar a la circulación la Secretaría de Seguridad Pública capitalina mantiene el operativo de Seguridad, Vigilancia y Movilidad “Regreso a Clases”, con la participación de 28 mil policías. Aún así, inevitablemente hay momentos en que los oficiales se ven rebasados por el tráfico y las condiciones generadas por las obras citadinas. La situación es un tanto diferente en las escuelas de gobierno, donde los padres de familia llegan a pie con sus hijos y solo algunos llegan en coche llevando consigo a por lo menos tres o cuatro infantes más, hijos de sus amigos y vecinos.
“Aprovecho que van a la misma escuela, los dejo y me voy a trabajar”, comenta Eduardo Montes que deja a su hijo Julián y a otros tres niños para luego dirigirse a su trabajo en el Centro de Coyoacán. Aún así, la situación no deja de ser pesada para los conductores que indudablemente sienten los efectos del regreso a clases, a pesar de que no tienen hijos. “Así va a estar por lo menos los primeros días, luego ya se irán normalizando, si es que a un tráfico tan pesado se le puede llamar normal”, comenta el taxista con quien éste reportero recorre las calles para dar cuenta del regreso a clases.
De esta manera y conforme avanza el tiempo, después de las 09:00 horas el tráfico comienza a bajar de manera que quienes circulan por las calles solo tienen que enfrentar las situaciones normales del día, por lo menos hasta que llegue la hora de la salida de los colegios en que vuelva a repetirse el calvario vehicular.
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