Corrupción, xenofobia y racismo, “vergüenza de la política”: Papa Francisco

Written by Redacción. Posted in Internacional, Minuto a Minuto, Noticias Destacadas

Published on diciembre 18, 2018 with No Comments

Ntx. El Papa Francisco aseguró que la corrupción, la xenofobia, el racismo, la tendencia a perpetuarse en el poder, la apropiación indebida de los bienes públicos y el aprovechamiento de las personas son “vicios” que representan la “vergüenza de la política”.

Se trata de su mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Paz, cuyo contenido fue dado a conocer este martes por la sala de prensa del Vaticano en ocho idiomas, y que lleva por título “La buena política está al servicio de la paz”.

Entre los vicios de la política, el líder católico incluyó también el enriquecimiento ilegal, la negación del derecho, el rechazo al cuidado de la Tierra y la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato.

“Sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia. La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”, alertó.

Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro”, añadió.

Al mismo tiempo, el Papa se dijo convencido de que la buena política es aquella al servicio de la paz, aquella que respeta y promueve los derechos fundamentales de todos, creando así entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud.

Más adelante constató que, en la actualidad, se vive un generalizado clima de desconfianza que echa sus raíces en el miedo al otro o al extraño, en la ansiedad de perder beneficios personales y, “lamentablemente”, se manifiesta también a nivel político, a través de actitudes de cerrazón o nacionalismos que ponen en duda la fraternidad que tanto necesita el mundo globalizado.

“Hoy más que nunca, nuestras sociedades necesitan ‘artesanos de la paz’ que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana”, abundó.

Al referirse a la paz, fustigó el uso de la fuerza y el miedo para mantenerla, porque amenazar constantemente al otro significa negarle la dignidad. Por eso, sostuvo que el incremento de la intimidación, así como la proliferación incontrolada de las armas son contrarios a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia.

Precisó que el terror ejercido sobre las personas más vulnerables contribuye al exilio de poblaciones enteras en busca de una tierra de paz y, por eso, “no son aceptables” los discursos políticos que tienden a culpabilizar a los migrantes de todos los males y a privar a los pobres de la esperanza.

En cambio, pidió subrayar que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común.

Luego, dirigió un pensamiento especial a los niños que viven en zonas de conflicto, y a todos aquellos que se esfuerzan para que sus vidas y sus derechos sean protegidos.

Denunció que, en el mundo, uno de cada seis niños sufre a causa de la violencia de la guerra y de sus consecuencias, e incluso es reclutado para convertirse en soldado o rehén de grupos armados.

Por eso, aseguró que la acción de cuantos se comprometen en la defensa de la dignidad y el respeto de los niños es sumamente precioso para el futuro de la humanidad.

Asimismo constató que la paz es fruto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día, es una conversión del corazón y del alma.

Para lograr esa conversión, siguió, es necesario alcanzar la paz con uno mismo, rechazando la intransigencia, la ira y la impaciencia. “La paz con el otro”: El familiar, el amigo, el extranjero, el pobre y el que sufre; atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo.

Así como “la paz con la creación”, una responsabilidad que corresponde a cada uno de los habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro.

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