Mejor con Salud.- El algoritmo, de la compañía Huawei, usó variables como la métrica y la tonalidad de la Sinfonía No. 8 del compositor austríaco para completar la pieza musical 197 años después.
Hace 197 años, el brillante compositor austriaco Franz Schubert componía una de sus obras más relevantes: su Sinfonía No. 8 en Si menor, más conocida como la sinfonía inacabada.
Quién le hubiera dicho al compositor del romanticismo que casi finalizando la primera veintena del siglo XXI su pieza sería acabada gracias a la obra y gracia de una máquina inteligente. Esta proeza tecnológica, lograda por la inteligencia artificial del Huawei Mate 20 Pro, consiste en un algoritmo que ha tenido en cuenta la métrica, tonalidad y timbre del compositor original, para dar final a una sinfonía considerada, para muchos, un misterio.
La octava sinfonía de Schubert fue descubierta años después de su muerte, por lo que la humanidad desconoce por qué el legado de esta obra poderosa y con matices oscuros quedó sin terminar.
Ahora, Huawei ha querido hacer alarde de la alta tecnología con que está sorprendiendo al mercado, especialmente de la inteligencia artificial con la que ha dotado a sus chips de procesamiento (Unidad de Procesamiento Neuronal), e hizo gala de este hito histórico la noche del lunes 4 de febrero en el Candogan Hall de Londres ante decenas de personas, entre las que se encontraban miembros de esta casa.
Es la primera vez en la historia que un smartphone termina una obra musical gracias a una IA. Y decimos ‘gracias a’, puesto que el resultado estremecedor de la sinfonía inacabada es la combinación de la máquina y de la mano del ser humano. El compositor Lucas Cantor ha sido el elegido para hacer los arreglos para orquesta y de escoger las melodías proporcionadas por el algoritmo. Él mismo reconoció durante el evento que la IA no le proporcionó la partitura al dedillo; eso sí, “le dio muchas ideas”, basadas en los dos primeros movimientos compuestos por Schubert, para elaborar los que serían los dos últimos.
La pieza musical al completo (la obra de Schubert con algunas modificaciones, seguida del ‘final artificial’) fue interpretada magistralmente por The English Session Orchestra y dirigida por Julian Gallant.
Una proeza tecnológica que desafía la ética
Los 18 minutos finales creados con ayuda de la IA sonaron brillantes, potentes; para algunos, incluso ‘hollywoodienses’. Es probable que los amantes más puristas de la música clásica crean que la sinfonía inacabada, de hecho, podría considerarse ya terminada, dado que así la dejó su autor. Otros, los más optimistas, mirarán al futuro con esperanza y reconocerán, tal vez con cierta resignación, que las máquinas inteligentes continuarán copando todas las áreas de la vida humana, incluso las artes y la creatividad; y no por ello las obras que nazcan fruto de estos ingenios tecnológicos tendrían menor valor artístico.
De hecho, lo que han presentado Huawei y Lucas Cantor el pasado lunes en Londres puede considerarse, lo que se dice, un milagro tecnológico, y una verdadera proeza. Eso sí, no exenta de polémica y que abre muchos planteamientos éticos posibles sobre el uso de la inteligencia artificial y hasta dónde puede llegar su capacidad: muchos temen la llegada de la conocida como ‘singularidad’, ese momento en que la inteligencia de una máquina sea capaz de obrar por sí misma, con libre albedrío, al margen de la voluntad humana.
Otra cuestión ética importante es la posible redefinición de arte. Si los algoritmos comienzan a elaborar piezas artísticas, cabe cuestionarse si este tipo de producciones deberían colocarse en la misma categoría que las obras fruto de la psicología, sentimientos y espontaneidad humanas; y más aún, cabe plantearse si acaso una máquina sería capaz de emular todas estas emociones para crear obras de similar valor.
El mundo académico todavía está en desacuerdo respecto a por qué Franz Schubert, brillante compositor austriaco del romanticismo, dejó su octava sinfonía, al parecer, sin terminar. Lo que sí está claro es que el autor estaba explorando nuevos terrenos musicales con esta pieza. De hecho, Schubert destacó por crear obras precursoras de la música moderna.
Sobre Lucas Cantor
Lucas Cantor es compositor, director, productor e instrumentalista. Trabajó en el departamento musical de la NBC para los Juegos Olímpicos en Salt Lake City, Atenas, Torino, Beijing, Vancouver, Londres, Sochi, Rio y Pyeong Chang. Fue galardonado con dos premios Emmy en 2008 y 2012.
Además, fue coproductor de la BSO ‘Everybody Wants To Rule The World’ en ‘Los juegos del Hambre: En Llamas’.
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