El arte de saber vivir.- ¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo está influyendo el diseño del aula escolar en el aprendizaje de nuestros hijos?
Lo cierto es que el sistema educativo suele dar prioridad a la jerarquización de las asignaturas, los métodos de enseñanza y el cumplimiento de objetivos, pero asuntos como el diseño y la percepción visual del entorno suelen ser dejados a un lado por considerarse irrelevantes dentro del proceso de enseñanza.
La Universidad Concordia en Portland (Oregon) refiere la importancia de proveer ambientes escolares cómodos y positivos que contribuyan a una mejor dinámica en la comunidad estudiantil. A simple vista, se creería que un aula aseada y en buen estado basta para que los estudiantes rindan al máximo académicamente, sin embargo, los expertos opinan lo contrario.
Un entorno de alta calidad significa un ambiente capaz de hacer que los estudiantes se sientan valorados y seguros, un espacio pensado para promover la autoestima y la motivación de los niños. Esto no se obtiene necesariamente con aulas excesivamente decoradas o cargadas de información, tampoco es suficiente una buena infraestructura. Lo importante, según los expertos, es diseñar espacios que puedan hacer a los niños sentir como en casa.
Un estudio conducido por la Dra. Sheryl Reinisch, decana de la Escuela de Educación de la Universidad Concordia, sugiere que los entornos escolares que hacen a los niños sentir como si estuvieran en casa promueven el desarrollo de fuertes vínculos de pertenencia que facilitan el aprendizaje.
Hacer del aula un sitio que recuerde a los niños el calor del hogar no tiene nada que ver con motivos alegóricos o paredes cargadas de diseño, sino elementos simples como espacios de lectura cómodos, peces, plantas y exhibiciones de obras de arte de los estudiantes.
Cuando se trata de niños pequeños, a veces menos es más
De acuerdo con la Asociación para la Ciencia Psicológica, el exceso de agregados decorativos en el aula escolar puede ser un obstáculo para el aprendizaje en niños pequeños. Cuando hablamos de aulas exageradamente decoradas nos referimos a paredes cubiertas de mapas, líneas numéricas, formas, ilustraciones y otros materiales que suelen ser utilizados como recursos didácticos.
Una investigación publicada en 2014 por especialistas de la Universidad Carnegie Mellon ubicó a niños de kindergarten en un salón de laboratorio para seis lecciones introductorias sobre temas científicos de los cuales no tenían conocimiento previo. El equipo manipuló el entorno visual del aula y descubrió que los niños pequeños se distraen más en un ambiente que posee distintos atractivos visuales; además, pasan más tiempo sin hacer la tarea en clase y demuestran un interés menor en aprender cuando el aula tiene paredes demasiado decoradas.
Tanto el estudio de Reinisch como el de la Universidad Carnegie Mellon recomiendan no eliminar por completo los elementos visuales del aula, sino instruir a los maestros para evaluar y eliminar aquellos contenidos que supongan una distracción mayor para los niños. La Universidad Concordia sugiere, además:
- Velar por un ambiente escolar limpio y seguro, sin la presencia de moho, bacterias, derrames o escapes de agua.
- Garantizar a los niños un aula ordenada, ya que el amontonamiento visual en cualquier área (incluso el escritorio del maestro) puede hacer que se distraigan con facilidad.
- La posibilidad de introducir una mascota a la clase, ya sea un hamster, conejo o pez. Si se maneja apropiadamente la figura, los maestros pueden encontrar en una mascota la motivación extra necesaria para que los niños mejoren su comportamiento, hábitos y capacidades de socialización. Además, una mascota puede hacer que los niños despierten su interés por la biología, el cuidado de los animales y el medio ambiente. Desde luego, es importante evaluar detenidamente la opción y tomar todas las medidas necesarias para reducir el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas.
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