Redacción. El beso del marinero y la enfermera en Times Square (Nueva York) ha estado dando la vuelta al mundo desde el 14 de agosto de 1945. Durante décadas fue un símbolo del fin de la II Guerra Mundial, sin protagonistas. Solo existían en el imaginario de los estadounidenses, que veían en ese beso el resumen de la victoria. Muchos soldados de la Marina afirmaron ser el hombre del afectivo impulso, mientras que muchas enfermeras sostenían ser quienes lo habían recibido.
Hubo que recurrir a la tecnología de reconocimiento facial para confirmar que el protagonista de la imagen era George Mendonsa, quien falleció el domingo a los 95 años en Rhode Island. La pareja icono nunca fue pareja. Ni siquiera se conocían. Simplemente fue un arrebato de euforia que el fotógrafo Alfred Eisenstaedt logró inmortalizar y publicar en la portada de la revista Life. Eisenstaedt bautizó la fotografía como V-J Day (Día de la Victoria sobre Japón). Esa era toda la información escrita.
Mendonsa, un pescador hijo de pescador, sirvió como soldado de la Marina de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial. Ese 14 de agosto estaba de permiso en Nueva York y había aprovechado para invitar a una chica a salir. Al enterarse de la histórica noticia celebró con alcohol y salió a la calle a celebrar con la multitud. En el ambiente de jolgorio besó a una desconocida enfermera y siguió su camino. Cuando Mendonsa fue honrado en la Casa del Estado de Rhode Island en 2015, dijo que le había recordado a las enfermeras que vio curando a los marineros heridos en un barco del hospital.
Casi veinte años después del día que cambió la historia, Greta Zimmer Friedman se encontró por primera vez con la imagen V-J Day, popularmente conocida como El Beso en el libro El ojo de Eisenstaedt. Era ella, pero no estaba apuntado su nombre. Cuando le informó a Life de su identidad, la revista le dijo que ya sabían quién era la mujer: Edith Slain, considerada durante años como la auténtica enfermera. En 1980 Life reinició la búsqueda de la anónima mujer de blanco y acabó dando con Friedman y el origen de la historia. Ella no era enfermera, si no asistente dental, y tampoco era la novia de ese marinero. “Él era solo alguien que estaba de celebración. No fue algo romántico, sino una forma de decir: ‘Gracias a Dios, la guerra ha terminado”, explicó a los medios. Friedman falleció a los 92 años el 2016.
También hubo problemas para identificar al marinero. Fueron varios los que se acreditaron el arrebato en el corazón de Manhattan, pero finalmente la tecnología de reconocimiento facial puso fin a las dudas: Mendonsa era el original. El tema de la identidad de ambos fue motivo de controversia desde la publicación de la imagen. Eisenstaedt, fallecido hace un cuarto de siglo, nunca llegó a aclarar quiénes eran esos modelos improvisados. En 2012, George Mendonsa y Greta Zimmer Friedman, convertidos en dos ancianos, volvieron a verse en Times Square. Los perfectos desconocidos fueron capturados nuevamente por el flash. Eso sí, esta vez no provenía solo de una cámara, si no de decenas. Casi setenta años después, la pareja fue inmortalizada con sus nombres y apellidos respaldado la teoría de que eran ellos y solo ellos los rostros de El Beso.
Anécdota histórica aparte, al marinero le fue bien con su cita ese 14 de agosto. La pareja se casó y han vivido juntos durante setenta años en Middletown, Rhode Island. Sharon Molleur, la hija de ambos, dijo al Providence Journal que la madrugada del domingo recibió una llamada de la residencia de mayores donde vivían sus padres. Mendonsa se había caído y había sufrido una convulsión. Dos días antes de cumplir los 96 años, murió. Pero la imagen del beso será eterna.
(Con información de El País)
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