Salvar el Ártico es la batalla medioambiental más importante del momento, porque está en juego el futuro de uno de los pocos lugares donde aún existe un equilibrio natural y porque de lo que suceda en el Ártico determinará irremediablemente el futuro del planeta. Con estos argumentos ha presentado la organización ecologista Greenpeace su campaña global “Salva el Ártico” para reivindicar la protección de “la última frontera intacta del planeta”, y uno de nuestros hábitats más ricos y vulnerables.
El informe advierte que la principal amenaza del Ártico, el cambio climático, está provocando la rápida desaparición de la capa de hielo que durante miles de años ha cubierto la superficie polar. Los combustibles fósiles, además de estar detrás de ese deshielo, se están convirtiendo en un “enemigo poliédrico” del Ártico debido principalmente al peligro que conllevan las actividades de extracción de petróleo en las gélidas aguas profundas de la zona.
La zona es rica en aves marinas como el arao de Brünnich, el cormorán, la gavina y el eider real, que son especialmente vulnerables a los cambios y a los vertidos tóxicos como los de petróleo. La zona es también importante para muchas especies únicas de mamíferos marinos. Las ballenas de Groenlandia, los narvales y las morsas son visitantes de invierno del estrecho de Davis y de la bahía de Baffin. Las focas barbudas se congregan en la zona durante la temporada de invierno. Entre mayo y junio llegan a la zona ballenas minke, jorobadas, rorcuales y azules procedentes del sur, mientras que se avistan durante todo el año focas anilladas. Las crías de foca son seguramente los animales más vulnerables a los cambios y ataques a este vulnerable ecosistema, ya que cualquier modificación y alteración del pelaje natal que las aísla del frío significa la muerte para ellas.
Por otro lado, el Polo Norte actúa de termorregulador del clima de la Tierra para limitar el aumento de las temperaturas al reflejar la radiación solar. Lo malo es que las previsiones para el Ártico empeoran, y “en 10 o 20 años, los científicos estiman que el hielo ártico desaparecerá durante el verano”, tal y como ha declarado a SINC Julio Barea, responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace España. “Cada tres minutos se derrite el equivalente al Santiago Bernabéu de superficie de hielo ártico”, ha recalcado Barea.
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