Trabajo de Marcuse lo posicionó como teórico del cambio revolucionario

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on julio 18, 2012 with No Comments

Notimex.- El teórico, activista político y filósofo alemán Hebert Marcuse, quien destacó en el ámbito social como el “Padre de la nueva Izquierda”, será recordado este jueves, al cumplirse 114 años de su nacimiento, fechado el 19 de julio de 1898.
Su teoría “unidimensional”, las perspectivas sobre la sociedad y las perspectivas críticas al capitalismo contemporáneo y las sociedades comunistas, así como su concepto del “gran rechazo”, son algunos de sus aportes, que le hicieron ganar fama como un teórico del cambio revolucionario.
Nacido en Berlín, en el seno de una familia judía de buena posición económica, desde muy joven Marcuse se sintió atraído por las cuestiones políticas de izquierda.
Sirvió durante algún tiempo al Ejército alemán en la Primera Guerra Mundial (1914-1919) y después se trasladó a la Universidad de Friburgo a atender sus estudios, donde se doctoró en Literatura, en 1922.
Según la biografía que ofrece “uta.edu”, que por un breve tiempo y tras una carrera corta como vendedor de libros en Berlín, volvió a Friburgo en 1928 a estudiar Filosofía.
Ese mismo año publicó un texto donde intentó sintetizar las perspectivas filosóficas de la fenomenología, el existencialismo y el marxismo, teorías que más tarde se retomaron por algunos marxistas existenciales y fenomenológicos, entre los que destaca Jean Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty.
Conoció a Martin Heiddeger, uno de los pensadores más influyentes de Alemania y a quien consideró como el más grande maestro que jamás conoció, por lo que reunió notas de sus conferencias desde 1920 y hasta 1933, demostrando así la devoción por el filósofo.
En 1933, se unió al Instituto de Investigación Social, mejor conocido como la Escuela de Fráncfort , la cual fue cerrada un año más tarde cuando los nazis llegaron al poder, obligando a los que conformaron dicho grupo a trasladarse a Estados Unidos. Marcuse se estableció en ese país y consiguió la nacionalidad americana en 1940.
Como miembro del Instituto se involucró rápidamente en proyectos interdisciplinarios que incluyeron la elaboración de un modelo para la teoría social crítica, el desarrollo de una teoría de la nueva etapa del capitalismo de Estado y el monopolio, la articulación de las relaciones entre filosofía, teorías sociales y cultural y la propuesta de una análisis sistemático de crítica hacia el fascismo alemán.
Su primera gran obra en inglés, cita la biografía, fue “Razón por la Revolución”, de 1941, en la que incluyó la génesis de las ideas de Hegel, Marx y la teoría social moderna.
Con este texto logró introducir a muchos lectores de habla inglesa en la tradición hegeliano-marxista del pensamiento dialéctico y el análisis social.
En ese año, el filósofo se unió a la Oficina de Servicios Secretos y luego trabajó en el Departamento de Estado, donde llegó a ser jefe de la Oficina Central Europeo en 1945, a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Luego de su trabajo en el gobierno hasta 1950, retomó su labor filosófica y literaria y publicó textos en los que retomó a Sigmund Freud y a Karl Marx y esbozó los contenidos de una sociedad no represiva, con una sexualidad abierta y la producción de un entorno social y cultural que contribuyera a lograr la felicidad y la libertad.
Así, su visión de la liberación se anticipó a las corrientes de la década de 1960 y lo catapultó para convertirse en uno de los intelectuales con mayor influencia durante ese tiempo, ganándose el título de “Padre de la nueva izquierda”, el cual no siempre aceptó de buena manera.
Y además de su labor política, literaria y filosófica, añade el sitio “luventicus.org”, que se desempeñó como docente en varias universidades entre las que se cuentan Columbia, Harvard, Boston y San Diego.
En los últimos años de su vida se dedicó a dictar conferencias en Estados Unidos y Europa. Murió en Alemania el 29 de julio de 1979.
Entre sus obras más destacadas se encuentra “Eros y civilización” (1955), “El marxismo soviético” (1958), “Cultura y sociedad” (1967), “El final de la Utopía” (1968), “Ética de la revolución” (1970), “La sociedad opresora” (1972 y “Contrarrevolución y revuelta” (1972), solo por mencionar algunas.
“El hombre unidimensional”, editada en 1964, se considera un valioso documento, por presentar a la sociedad capitalista “avanzada” en un entorno en el que el hombre ha perdido su sentido crítico y cada vez está más adaptado e integrado al sistema, llevado por el consumismo y la liberación de las costumbres.

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