Notimex.- El escritor mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) fue el puente para que su colega argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) conociera México, afirmó anoche Miguel Capistrán durante un homenaje al autor argentino, en el marco de su 26 aniversario luctuoso.
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el artista plástico Felipe Erhrenberg, los fotógrafos Paulina Lavista y Rogelio Cuellar, los editores Cristóbal Pera y Miguel Capistrán, así como la viuda de Borges, María Kodama, recordaron con cariño a quien es considerado uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX.
En su intervención, cada uno relató brevemente viejas anécdotas respecto a sus tres viajes que el autor de obras como “El jardín de senderos que se bifurcan” y “El espantoso redentor Lazarus Morell”, realizó a México en 1973, 1978 y 1981, respectivamente.
Ante una sala que lució abarrotada, incluyendo la presencia de varios medios de comunicación, más que un homenaje, la velada se convirtió en una charla amena en la que los ponentes recordaron entrañables anécdotas de uno de los eruditos más grandes del siglo XX.
Al tomar la palabra, Capistrán recordó que fue la literatura fantástica de Borges, la que lo cautivó y lo orilló a saber más sobre su obra y a conocerlo en persona.
Mencionó que gracias a la instauración del Premio “Alfonso Reyes” en 1973, y a su convencimiento, Borges realizó su primer viaje a México, toda vez que fue él quien ganó esa primera edición.
De acuerdo con Capistrán, Borges llegó a la Capilla Alfonsina tomado de su brazo a recibir el citado premio que lleva el nombre de uno de los autores que más apreciaba: Alfonso Reyes.
Indicó que días antes de su arribo a México, Francisco Sendejas creador del Premio “Alfonso Reyes”, entabló una charla con un corresponsal de un diario mexicano en la ciudad de Buenos Aires, donde se le pidió que entrevistara al intelectual argentino sobre su visita a México.
Enseguida, Borges hizo el anunció de que venía a México y al aterrizar el avión proveniente de Argentina, el escritor fue recibido como un “ídolo” por decenas de periodistas y foto-reporteros.
“A la hora de estar parados en la puerta del avión, quedé impresionado no sólo por la cantidad de flashes y cámaras de televisión, sino porque comenzaron los aplausos y gritos de Borges”, recordó Capistrán.
Al respecto, Lavista dijo haber leído una crónica de un diario capitalino el día que llegó Borges a México y en la que más de mil personas corearon y gritaron su nombre como una auténtica celebridad.
“La emoción fue fantástica, pues era un ídolo”, dijo Lavista quien comentó que para ella, Borges fue una figura de gran relevancia para la literatura.
La también fotógrafa y esposa del escritor Salvador Elizondo, indicó que fue la obra literaria de Borges lo que la unió a su esposo.
Mencionó que el día que conoció a Borges durante la grabación para un programa de televisión mexicano, sintió gran satisfacción que no dudo en fotografiarlo.
En su oportunidad, María Kodama recordó haber venido a México en el segundo viaje que hizo Borges en 1978.
“Fue una experiencia linda, él (Borges) tenía muchas ganas de regresar a México, pues recordó la vez que estuvo aquí y fue recibido de una manera multitudinaria y amigable”, dijo.
Comentó que en aquél entonces, de México sólo conocía las cosas que le enseñaron en la universidad y las anécdotas de Borges. “Para él (Borges) un país importaba según su literatura”, anotó.
“Lo más importante para Borges era la amistad y si esa amistad se basaba en lo literario, era doblemente importante. Así que para Borges el descubrimiento en Buenos Aires de Alfonso Reyes fue importante como ser humano”, aseguró.
El artista plástico Felipe Erhrenberg recordó haber conocido a Borges en 1973 en la ciudad de Londres, gracias al cineasta norteamericano Roger Gregg, quien le pidió que atendiera al autor argentino.
“Me dijo que estaba Borges y que si no le podía ayudar porque no podía atenderlo ese momento, entonces, lo conocí dos o tres días en Londres”, indicó al tiempo que relató que fue en 1978 cuando entabló palabra con el escritor en México.
Mencionó que fue gracias a Paco Ignacio Taibo I, que consiguió un boleto para subirse al avión que traería de vuelta una vez más, al intelectual argentino.
“Ya en el avión, lo dibujé y no me le despegué, era un chicle; le hice más de 200 dibujos muy al estilo de un tribunal cuando no te dejan dibujar. Los hice muy rápido”, indicó.
Destacó que durante la charla que sostuvo Octavio Paz con Borges en un reconocido hotel de esta ciudad en aquella época, continúo dibujando, no sólo a Borges, sino también a quien años más tarde se convertiría en el Premio Nobel de Literatura 1990.
“No había cámaras de video, ni fotos, ni nada y al momento de irnos, Paz me pidió mi dibujo y al ojearlos, me dijo: me pusiste muy gordo”, recordó.
Las actividades dedicadas a Borges continuarán esta noche con la presentación del libro “Obras completas de Jorge Luis Borges”, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
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