Impregna Peter Kuper de jazz su álbum ilustrado para niños

Notimex.- Alusiones a destacados jazzistas como Charles Parker o Ella Fitzgerald; bromas ocultas, una ilustración del teatro de Nueva York Apollo Moon y la agradable historia de un gato que descubre lo que puede hacer con una nota azul, ofrece la propuesta literaria del ilustrador Peter Kuper.
Bajo el título “Teo y la nota azul”, el estadounidense presenta un álbum ilustrado, al mismo tiempo que ofrece una historia colmada de música.
En declaraciones hechas al Consejo Nacional para al Cultura y las Artes (Conaculta), el autor recordó que este cuento surgió cuando inventaba una historia para que su hija durmiera, cuyo personaje principal se inspiró en el pianista y compositor Thelonious Monk, por quien se interesó desde los 14 años, cuando comenzó a escuchar y comprar jazz.
La historia da cuenta de un gato que no puede ejecutar en su saxofón más que una “triste nota azul”, sin embargo, una noche, un destello dorado atrae su atención y descubre una nave espacial estacionada en su jardín, la cual lo lleva en un viaje donde descubrirá todo lo que puede hacer con su única nota.
Al respecto, el autor compartió que eligió el color azul, ya que en el jazz éste es de vital importancia, pues permite muchas combinaciones musicales; “hay clubs de jazz llamados nota azul, una disquera y la palabra azul es muy usada en muchas piezas de jazz”.
El también colaborador del “Time”, “Newsweek”, “The New York Times” y la revista MAD, destacó que decidió abordar la música ya que es una de las artes que disfruta y que ha sido importante en su proceso creativo.
No obstante, confesó que nunca aprendió a tocar ningún instrumento musical, “pasaba la mayor parte de mi tiempo leyendo comics y dibujando cuando debería haber estado practicando el piano”.
Kuper mencionó que esta reciente publicación, disponible ya en librerías mexicanas, no fue creada especialmente para el público infantil, pues considera que los escritores de buenos libros para niños no hablan pensando que son niños.
Sobre su faceta de ilustrador de obras de connotados autores, tales como Franz Kakfa o Lewis Carroll, dijo que es una tarea de goce para él, “especialmente si están muertos, así no se quejan de mis decisiones”.
En esta labor, las palabras del autor actúan como un ancla que le permite imaginar.
“De alguna manera encuentro que hago elecciones diferentes cuando trabajo con un texto que ya existe. Es más una conversación con el escritor y eso inyecta nuevas chispas a las ideas creativas”, concluyó.