François Hollande anuncia el mayor ajuste en tres décadas

Written by Redacción. Posted in Internacional

Published on septiembre 10, 2012 with No Comments

EL PAIS/ En horario de máxima audiencia, el presidente francés, François Hollande, demostró este domingo que hay formas y formas de pilotar las crisis y de ser un partidario convencido de la nueva religión europea del rigor y la austeridad. El jefe del Estado francés recuperó la iniciativa perdida y presentó un programa a dos años, “una agenda para recuperar el país, el empleo, la competitividad y construir una sociedad más solidaria”. Sólido, apelando al sentido común, Hollande reclamó a “los más ricos” que “demuestren su patriotismo” y confirmó que aprobará la simbólica tasa del 75% para los ingresos superiores al millón de euros. Reconoció que necesita “encontrar” 33.000 millones y, para conseguirlos, anunció que 10.000 de ellos serán aportados por los hogares que más tienen; otros 10.000, por las empresas; y 10.000 se ahorrarán en todos los ministerios, salvo Educación, Justicia e Interior. En suma, el mayor ajuste en tres décadas.
Afrontando las precipitadas críticas de la prensa, unas encuestas cada vez más negativas, un paro galopante, una economía estancada y con la izquierda del Partido Socialista amenazando con no aprobar el Tratado europeo, Hollande se declaró “en situación de combate” y dejó alguna noticia inesperada, como la rebaja de la previsión de crecimiento para 2013: del 1% al 0,8%.
El presidente recordó a sus paisanos que la situación es “especialmente delicada” y es necesario controlar la deuda y el gasto y encontrar 33.000 millones para cuadrar las cuentas y reducir el déficit del año próximo hasta el 3%. El ajuste “más importante de las últimas tres décadas” se dividirá en tres partes iguales. Una la sufragarán con subidas de impuestos “los ciudadanos que más tienen”, otra saldrá de un ahorro del gasto “que afectará a todos los ministerios menos a los de Educación, Interior y Justicia”. Y los restantes 10.000 u 11.000 millones los aportarán “las empresas, especialmente las grandes, que no reinviertan sus beneficios”.
“Los que más tienen tendrán que pagar más”, enfatizó el mandatario, que garantizó que los nuevos impuestos “no subirían de forma lineal e indiscriminada” y que los dos primeros tramos del IRPF (hasta 26.420 euros anuales) estarán exentos de las subidas. Los socialistas, confirmó, aprobarán la célebre tasa del 75% para las rentas superiores al millón de euros, “sin excepciones y de forma temporal”, probablemente dos años. “Tenemos por delante una gran batalla contra el paro y otra contra la deuda. Igual que en Europa, necesitamos disciplina y crecimiento”, dijo también Hollande durante una entrevista en la que reiteró que el Gobierno creará 100.000 empleos de futuro a finales de este año, y prometió también cambios en la financiación de la protección de empleo.
Francia vive un momento “histórico”, prosiguió el presidente, que dijo entender que los franceses estén inquietos y se hagan preguntas, porque el paro ha alcanzado los tres millones de personas y el crecimiento de este año será cercano a cero. “Mi misión es recuperar a este país. Pido dos años para arreglar la competitividad, el empleo y las cuentas públicas. Aceleraremos las reformas, pero yo no puedo hacer en cuatro meses lo que mi predecesor no hizo en cinco años”, afirmó.
Tras estos meses de toma de contacto y evaluación de la situación, Hollande necesitaba explicar cómo piensa cumplir el compromiso de déficit manteniendo a la vez los principios de equidad y justicia. El 59% de los votantes están descontentos con su tarea, según afirman las encuestas, y “los franceses quieren saber ya en qué salsa van a ser comidos”, según afirmó un analista en Reuters utilizando una expresión muy local.
Hollande recordó a una opinión pública asustada y quejosa que no todo son malas noticias y que el nuevo Gobierno ha cumplido ya algunas de las 60 promesas anunciadas, como el regreso de la jubilación a los 60 años, las ayudas para la vuelta al colegio, la contención de los alquileres o del precio de la gasolina.
Durante la entrevista Hollande criticó a Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, por pedir la nacionalidad belga: “Debería haber medido mejor su decisión porque muchos pensarán que abandona a Francia”.
Hollande también requería, de forma urgente, dar sensación de carácter, hacer ver que no le asusta la vorágine de esta “crisis de excepcional gravedad”, como la ha definido. Para ello deberá sobre todo convencer a unos medios de comunicación —especialmente de la derecha, pero no solo— que han empezado el curso lanzando un aluvión de críticas y aventando las sospechas sobre la capacidad real del Gobierno socialista para manejar la economía.
El presidente encontró ayer un aliado inesperado, el centrista François Bayrou, que afirmó al Journal du Dimanche que el presidente electo debe demostrar desde este momento su valía intelectual pero ya tiene la virtud de haber creado un clima “menos violento, menos tenso, menos crispado, lo cual es muy necesario en un país en crisis”. Bayrou saludó también el “juego europeo” de Hollande, que “ha ayudado a reintroducir a Italia y, en menor medida, a España en las negociaciones”.
Como no todo es economía, aunque a veces lo parezca, en la entrevista se habló también sobre los gitanos, que a pesar del cambio político han protagonizado un verano más la polémica política de expulsiones que sigue Francia. Hollande defendió la actuación de su ministro del Interior, Manuel Valls, y afirmó que la posición del Gobierno será siempre la de defender “la dignidad y la justicia”. El problema, concluyó, “se debe tratar desde el origen, porque no es aceptable que estas poblaciones sean expulsadas de sus países y vengan aquí sin poder trabajar”.

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