Universitarios: consejos para sobrevivir este curso

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Reportajes

Published on octubre 15, 2012 with No Comments

Comienza un nuevo curso académico, este año más complicado. Subida de tasas universitarias, incremento del IVA, alimentos más caros, vivienda inaccesible… Son sólo algunos de los gastos a los que hay que hacer frente. Sobrevivir económicamente no es fácil, pero existen algunos trucos que pueden ayudar a que esta “cuesta” sea un poco más llevadera y no se muera en el intento de cubrir todos los gastos de estudiar.

Recién comenzado el nuevo curso académico muchos estudiantes ya han tenido que hacer importantes desembolsos económicos para poder estudiar. El gasto de matrícula y de material de estudio es sólo parte de los gastos habituales, al igual que el transporte. Además, en algunos casos hay que sumarle el coste de una habitación en un colegio mayor, residencia o piso compartido. Y toca sacar la calculadora para hacer cuentas y comprobar el gasto de cada mes para poder cubrirlos todos y que, encima, quede algo de dinero para destinarlo a momentos de ocio y de cultura.

Una misión que se presenta complicada por la crisis económica, ya el quinto año, y el incremento de muchos precios e impuestos como el IVA. Pero no hay que venirse abajo y hay que pensar bien con la cabeza cada gasto que se ha de hacer para poder llegar a fin de mes y, alcanzar el final de curso sin penurias económicas. Para ello, se pueden seguir una serie de consejos. El más importante es tener una libreta en la que se haga un presupuesto de los gastos fijos a cubrir y de la cantidad que se dispone cada mes para ir haciendo cuentas y poder hacer ajustes en la medida que se pueda.

Uno de los primeros gastos en la vida de un universitario es sin duda alguna el de la matrícula de la titulación que va a cursar. En este sentido, es importante elegir bien la universidad en la que se va a estudiar porque la diferencia del coste de la matrícula es bastante significativa y la elección entre una universidad pública o privada pueden reflejar una diferencia de un 26% en comunidades autónomas como, por ejemplo, Madrid.

Las diferencias también se notan entre las propias universidades públicas y privadas de una misma comunidad autónoma. Siguiendo el ejemplo de la Comunidad de Madrid, se observa que la UNED tiene un coste medio de 920 euros, siendo la más económica, frente a los 1.410 euros de media de la Universidad Rey Juan Carlos para el primer curso de carrera.

Los costes son mayores en el caso de las universidades privadas. Entre ellas, también se aprecia una considerable diferencia en el precio de la matrícula. De esta manera, la más económica sería la Universidad Camilo José Cela con un coste medio de 7.200 euros (6.280 euros más en comparación con la UNED). Dentro de las privadas de la Comunidad de Madrid, el mayor coste medio se halla en la Universidad Europea de Madrid con 8.600 euros. Entre estas dos universidades privadas, la diferencia es de 1.400 euros.

La diferencia se aprecia igualmente en otras universidades y por la titulación que se cursa. Por ejemplo, en Zaragoza, la Universidad San Jorge fija un coste de 4.560 euros para los estudios de ingeniería informática, siendo la titulación más económica, y de 9.900 euros para Farmacia, siendo la carrera con la matrícula más cara. Otras titulaciones cuestan 8.340 euros en el caso de Periodismo o Comunicación Audiovisual.

En otras universidades como la Universidad de Santiago de Compostela, los precios pueden variar desde los 836,39 euros de Enfermería a los 590,74 euros de titulaciones como Historia, Filosofía o Dirección y Administración de Empresas.

Son sólo un ejemplo de lo importante que es elegir bien la universidad en la que se va a estudiar cuando hay que controlar el gasto. Y una vez elegida, hay que asegurarse de que realmente se tiene que pagar ese importe, puesto que hay universidades que ofrecen descuentos que pueden reducir notablemente este coste. Algunos de ellos son por ejemplo por pertenecer a una familia numerosa, ser un estudiante con discapacidad, ser estudiante de las Comisiones de Evaluación de la Calidad de las titulaciones, víctima del terrorismo o tener matrículas de honor en estudios universitarios o preuniversitarios. Otra posibilidad es obtener descuentos por ser empleado público. También hay universidades que ofrecen alguna rebaja por estar desempleado como la Universidad Internacional Valenciana (VIU), que en este caso es del 20%, pero siempre que no se perciba prestación por desempleo.

Y aún hay más posibilidades de reducir el coste de la matrícula o bien que pueda salir gratis. No hay que olvidarse de la convocatoria de becas que se convoca para cada curso académico por parte del Ministerio de Educación o de las propias autonomías. Pero, además, se puede optar por solicitar becas de entidades financieras o ayudas universitarias como la de Catalunya Caixa, laCaixa o Caja Madrid, entre otras.

No obstante, son muchas y muy diversas las convocatorias que se abren cada año y a las que habrá que estar atento a través de páginas como Locos por las Becas en Facebook que ya reúne a cerca de 120.000 estudiantes interesados en becas, ayudas, premios y concursos.

Aunque en muchas ocasiones es difícil conseguirlas, las becas suponen un recurso que no hay que obviar, al igual que las vías de financiación que se ofrecen para sufragar los gastos académicos con productos financieros especialmente diseñados para estudiantes. Dentro de ellos, por ejemplo, se hallan los productos del Banco Santander, que es una de las entidades con mayor oferta específica para los estudiantes, pudiendo optar desde cuentas universitarias que no tienen comisiones a diferentes créditos como el Total Universitario, que permite cubrir los costes de matrícula, alojamiento y manutención o el Supercrédito Matrícula que, como su nombre indica, es para los costes de matriculación. Igualmente se posibilita solicitar un adelanto de las becas, entre otros productos entre los que también se hallan los destinados a comprar un ordenador o la Supertarjeta Universitaria para poder pagar en cualquier lugar y que no tiene comisiones.

Además de Banco Santander, son muchas las entidades financieras que tienen este tipo de productos como Ibercaja para comprar el ordenador o sacarse el carné de conducir o para la matrícula de la Universidad, BBVA para matrículas o Banco Popular para cubrir el coste de los estudios, entre otras muchas opciones.

Pero a la hora de elegir esta forma de financiación, hay que sopesar muy bien las condiciones de cada producto para elegir el que mejor convenga en el caso de que sea necesario. Un dato muy importante es el tipo de interés que se aplica, así como el período de devolución. Igualmente fundamental es cerciorarse de si las universidades tienen algún tipo de convenio con alguna entidad porque suelen ofrecerse condiciones ventajosas.

Seguramente, con el comienzo del curso académico habrá que hacer algún gasto en material informático. Además de poder pedir créditos o financiación, en este caso, son de ayuda descuentos que se ofrecen para estudiantes por parte de algunas empresas o compañías como Apple a través de su Apple Store para comprar diferentes dispositivos que van desde auriculares hasta tabletas, entre otras opciones. También hay otras marcas como Sony que ofertan descuentos para estudiantes, HP y Microsoft, entre otras, aparte de poder comprar productos Adobe.

Y también se precisan libros y material escolar. De gran ayuda es utilizar todos los recursos públicos que están disponibles para los estudiantes como las bibliotecas de cada universidad con cuyo uso se pueden reducir mucho los gastos. Además, si se precisa comprar libros, se puede contactar con otros estudiantes de años anteriores para adquirirlos de segunda mano, lo que puede ser una alternativa también bastante interesante.

Otra buena opción son las bibliotecas virtuales o digitales de las que se puede hacer uso sin problemas. Entre ellas, por ejemplo, se halla Athena que tiene más de 10.000 referencias de libros de filosofía, ciencias…, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes o de universidades como la de Berkeley o la Universitat Oberta de Catalunya, entre otras muchas disponibles en la red.

Y para seguir reduciendo costes académicos, aún hay más opciones. En lugar de tener Internet en casa, es conveniente aprovechar las zonas Wi-Fi de las universidades o de centros públicos, como bibliotecas municipales de muchas ciudades españolas, que suelen tener zona de ordenadores con conexión a Internet. Si no queda más remedio que contratar una tarifa, toca de nuevo comparar los precios y los servicios que ofrece cada operador. Una buena opción pueden ser las conexiones inalámbricas para poder llevarlas a cualquier lugar y ahorrar los costes de tener que pagar una línea de telefonía.

Alojamiento y manutención

Cada año muchos estudiantes tienen que desplazarse desde su hogar a otra ciudad para estudiar la titulación deseada. En este caso, hay un sobrecoste porque hay que pagar algún alojamiento para vivir. Entre las opciones más habituales se hallan los colegios mayores o las residencias estudiantiles. Muchas universidades suelen tener sus propias residencias y establecen condiciones ventajosas para estudiantes como es el caso de la Universidad Camilo José Cela o la Universitat Pompeu Fabra con precios que pueden variar entre los 583 euros en, por ejemplo, la residencia Onix o los 489 euros en la residencia Agora.

Los precios, evidentemente, varían en función de la residencia y de la ciudad en la que se estudie, así como si se elige habitación individual o bien se comparte con otra persona –esto último suele ser más económico- y del régimen de pensión que se opte. De esta manera, se observan variaciones de precios como el de la Residencia Universitaria Alfonso VIII de la Universidad de Valladolid en el que la habituación individual tiene un coste de 313,75 euros, mientras que la habitación doble es de 455,65 euros, teniendo que abonar 227,83 euros por persona. Referente al régimen de pensión, igualmente, se aprecian diferencias. Tomando como ejemplo la Residencia Casa Nostra en Tarragona, se observa que el coste es de 568 euros mensuales con pensión completa, siendo de 490 euros en habitación doble.

Igualmente, las dimensiones de la habitación pueden reflejar una variación de precio. En residencias como la Residencia Universitaria Rosales Madrid, una habitación individual pequeña sin baño tiene un coste mensual de 780 euros, mientras que si tiene ducha y lavabo son 920 euros y, si es con baño completo, se llega hasta los 960 euros. Una habitación mediana puede costar entre 840 euros y 980, mientras que una grande varía entre 1020 euros y 1080 euros.

No obstante, y sobre todo en los casos en los que son residencias o colegios mayores vinculados a las universidades, es conveniente comprobar si existen descuentos o bonificaciones, puesto que en algunas de ellas sí se ofrecen ventajas por ser becario o miembro de familia numerosa.

Otra opción para el alojamiento es vivir en un piso compartido durante el curso académico. En este caso, los precios igualmente vuelven a oscilar en función de algunas variables como la ciudad en la que se tenga que vivir, así como la zona y su cercanía a la universidad, siendo más elevados los pisos o apartamentos que, evidentemente, están más próximos a las áreas universitarias. Además, otros factores a sopesar es si se quiere vivir en un apartamento o estudio individual o se comparte piso, alternativa está última que siempre suele ser más económica.

Por dar una referencia de viviendas, en el caso de Madrid se pueden encontrar habitaciones individuales en pisos compartidos de entre 300 y 350 euros, coste que cae a unos 250 euros si son habitaciones dobles, aunque en pisos que estén cerca de las universidades, como los situados en la zona de Moncloa, el coste puede ser superior a los 450 euros. En otros puntos como Alcalá de Henares, hay habitaciones que pueden costar en torno a los 190 euros. No obstante, es cuestión una vez más de echar cuentas y ver si este coste es más económico que una residencia o colegio mayor, teniendo en cuenta la alimentación, gastos de luz, agua o transporte.

Algo más caro suele salir un apartamento individual, que tiene un precio mensual de unos 500-550 euros, aunque depende mucho de la zona o de los años de antigüedad del edificio. En el supuesto de elegir esta opción, también hay que tener presente que los gastos de luz, agua y gas no se comparten, lo que puede encarecer la estancia.

Para buscar este tipo de alojamientos, los universitarios disponen de diferentes herramientas como, por ejemplo, el portal de la Comunidad de Madrid EMES para encontrar todo tipo de alojamientos, incluso para convivir con familias, disponiendo además de un apartado de residencias universitarias para los jóvenes interesados en esta opción. Otros servicios para buscar vivienda son el del Ayuntamiento de Zaragoza, el de la Universidad de Granada, la Universidad Politécnica de Madrid o herramientas como RESA (Alojamiento y Servicios Universitarios), ya sea para compartir piso, buscar residencia o colegios mayores.

No obstante, hay que tener presente que la mayoría de las universidades a través de su servicio de estudiantes disponen de información sobre alojamiento. Pero en el caso contrario y de querer hacer una búsqueda más exhaustiva también se puede recurrir a otras herramientas como los portales inmobiliarios para alquilar pisos o bien habitaciones individuales. Algunas de las opciones son Idealista, Fotocasa o Segundamano.

Para el alojamiento aún hay más opciones. Una buena alternativa, que además de ser económica tiene un marcado componente social, son los programas en los que se comparte alojamiento con personas mayores. Algunas universidades disponen de este tipo de iniciativas como es el caso de la Universidad de Oviedo, la Universidad Politécnica de Cartagena o la Universidad de Granada, entre otras. Esta última también cuenta con programas para alojarse con personas con discapacidad.

Este tipo de programas igualmente se organizan a través de entidades privadas o financieras como Catalunya Caixa a través de su obra social y que permite que los estudiantes convivan con personas mayores por muy poco precio e, incluso, gratis, a cambio de acompañarlas y vivir con ellas. Otras iniciativas son la puesta en marcha por la ONG Solidarios para el Desarrollo con el Ayuntamiento de Madrid y las principales universidades públicas de esta autonomía, que facilita que los jóvenes vivan con personas mayores a cambio de pagar sólo la comida y de pasar unas horas con el anciano. Tampoco hay que realizar tareas del hogar.

En cualquiera de las opciones que los estudiantes elijan para vivir y que sea alojarse en pisos, ya sean habitaciones compartidas o individuales, hay que hacer frente a gastos de manutención. En este caso, una buena opción si se comparte piso es poder hacer una compra conjunta porque suele salir más económica al no tener que comprar cada uno sus propios productos, por ejemplo, de limpieza, además de poder aprovechar ofertas de 3×2, segundas unidades a mitad de precio… o comprar envases de ahorro familiar, entre otras alternativas.

A la hora de comprar, igualmente hay que sacar la calculadora, aunque no hay que olvidarse de cuidar la alimentación, que es fundamental mientras se estudia, por lo que no hay que abusar de productos que son más baratos, pero no saludables como la bollería industrial o que contengan excesivas grasas.

Una buena opción al hacer la compra son las marcas blancas y, sobre todo, mirar en qué supermercado se compra porque las diferencias entre ellos son notables. Y es que, según datos de la OCU, comprar en el supermercado más barato dentro de una misma ciudad puede suponer un ahorro de hasta 1.000 euros anuales. Todo es cuestión de comparar, aunque a modo orientativo se puede decir, de acuerdo con diferentes rankings, que supermercados como Mercadona o Alcampo son de los más económicos.

Pero, al comparar, tampoco hay que perder de vista las ofertas de mercados que se tengan cerca o de los comercios de proximidad que, muchas veces, tienen precios más económicos. Así que toca ir de compra con la libreta, el boli y la calculadora para apuntar y hacer cuentas. Importante es fijarse un prepuesto semanal o mensual, según se haga la compra, para que ir controlando el gasto y tratar de cumplirlo. Por supuesto, el presupuesto debe ser realista y se puede tomar como referencia máxima el primer mes, que es el que suele ser más caro porque hay más cosas que comprar para empezar a vivir. Una cantidad que no debe superarse a lo largo de los meses para controlar el gasto. Pero tampoco hay que obsesionarse porque no es cuestión de contar los granos de arroz de un envase para distribuirlos para todo el mes.

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