Los exámenes constituyen la mayor fuente de estrés para el estudiante, que suele ver cómo se acerca el día de la prueba y tiene que hacer frente a una gran cantidad de materia. Las largas jornadas de estudio en vísperas de la prueba y la tensión acumulada por el miedo al fracaso pueden jugarnos una mala pasada. Por eso, los estudiantes a menudo se preguntan qué puede ayudarles a mejorar su rendimiento y aprobar el examen, a ser posible con nota.
Lo cierto es que no hay trucos mágicos o infalibles para aprobar un examen que no hemos estudiado. Pasarse 48 horas sin dormir, con una cafetera bien cargada al lado, o echar mano de peligrosos fármacos, como las anfetaminas, puede invertir los resultados esperados.
Si preguntamos a profesores o psicopedagogos nos responderán que la mejor forma de hacer frente a un examen es el estudio diario. Partiendo de esta base inapelable, que cualquier alumno será incapaz de negar, existen otros factores que nos pueden ayudar a alcanzar nuestro objetivo de superar con éxito los temidos exámenes. Repasamos algunos de ellos. [Ver cursos de Técnicas de Estudio]
Alimentos que nos ayudan
Es habitual que, en épocas de exámenes, el estudiante intente ganar el máximo tiempo posible para el estudio saltándose comidas o echando mano de platos elaborados, a lo que hay que añadir una gran ingesta de snacks o chucherías, y refrescos o café para mantenerse bien despierto. Esto es justo lo contrario de lo que deberíamos hacer.
Si queremos que la dieta juegue a nuestro favor, hay quereducir las grasas saturadas y los azúcares refinados. Una correcta alimentación incide de manera positiva en nuestro rendimiento, memoria y concentración, pero para ello es necesario que, al menos en época de exámenes, consumamos verduras, legumbres, frutas y hortalizas, sin olvidar abundantes cantidades de cereales y derivados, como pasta, arroz o pan, y mejor si son integrales.
Una dieta equilibrada es una herramienta muy eficaz para lograr un adecuado rendimiento intelectual. En ella también podemos incluir el aceite de oliva y los frutos secos, consumiendo menores cantidades de pescado, aves, huevos y lácteos, y muy poca carne.
Durante los días que estamos estudiando, y especialmente el día que tengamos el examen, es muy importante queno nos saltemos el desayuno, que debe incluir frutas, lácteos y cereales. Dejar de hacer esta comida supone someter al cuerpo a largas horas de ayuno, lo que puede reducir la concentración de glucosa en la sangre, disminuyendo la rapidez y exactitud de la memoria auditiva y visual a corto plazo, así como la memoria inmediata, retardada, de reconocimiento y espacial. Si no desayunamos, nuestra fluidez verbal se puede ver alterada, así como nuestro rendimiento en pruebas matemáticas.
¿Son malos todos los fármacos?
La falta de tiempo, la ansiedad ante la prueba, un extenso temario y el miedo al fracaso conforma el explosivo cóctel que lleva a muchos estudiantes a echar mano de determinados fármacos para afrontar una época de exámenes.
Entre estudiantes de bachillerato, universidad y opositores siempre se ha hablado, de forma más o menos encubierta, de determinados medicamentos que pueden aumentar nuestra concentración o ayudar a mantenernos despiertos. No todos son iguales ni conllevan los mismos riesgos.
En principio, los expertos no consideran peligrosos ciertos complejos vitamínicos capaces de subir el tono general, como el Arcalión (derivado de la vitamina B1) o el Denubil, que ayudan a contrarrestar la fatiga y no producen dependencia ni hábito. Pero lo cierto es que ninguno de ellos sería necesario si llevamos una dieta equilibrada que incluya alimentos de todos los grupos en la frecuencia recomendada, si descansamos adecuadamente y tenemos un aporte calórico suficiente como para afrontar el estrés de los exámenes.
Si queremos tomar estos complejos vitamínicos, aunque se venden sin receta, lo más adecuado es ir al médico, que es quien mejor puede darnos las pautas, desde la prescripción hasta su retirada. También hay que tener en cuenta que para que este fármaco tenga el efecto deseado en nuestros estudios debemos comenzar a tomarlo con cierta antelación y no la víspera del examen.
Otro tipo de medicamentos tienen mayores riesgos, que van desde mareos y vértigos, a daños en el sistema nervioso central, cardiovascular, metabólico, respiratorio o en el comportamiento sexual, por lo que su consumo sólo puede ser pautado por un facultativo.
Hoy en día se ha reducido la posibilidad de tomar los fármacos más peligrosos, como las anfetaminas, que no se venden sin receta. Muchos estudiantes, sin embargo, utilizan medicamentos usados para trastornos de déficit de atención o para trastornos de sueño o fatiga, que pueden provocar numerososefectos secundarios como interrupción del ritmo del sueño, hiperactividad, irritabilidad o alteraciones en el pulso. Muchos estudiantes, además, han sufrido la desagradable experiencia de quedarse en blanco en el examen o literalmente dormidos durante el mismo como consecuencia de la automedicación.
Utilizar la técnica de repaso adecuada
Los expertos calculan que entre un 20 y un 25% de los estudiantes tiene ansiedad causada por miedo a no superar el examen. En realidad, se trata de una “ansiedad anticipatoria”, es decir, una predisposición a pensar que no se es capaz de aprobar o que no ha estudiado todo lo que debía.
Para intentar evitar estos niveles de estrés los expertos recomiendan seguir determinadas técnicas que pueden contribuir a mejorar el rendimiento en épocas de exámenes. La psicóloga y pedagoga Rosa Serrate, directora del Gabinete Pedagógico Rosa Serrate y autora del libro “Ayúdale a estudiar” (editorial Laberinto), afirma que “el estudio requiere esfuerzo y conlleva disciplina y entrega, pero existen técnicas que nos permiten mantener alta nuestra motivación y lograr mejores resultados”.
Rosa afirma que lo primero que el estudiante debe preguntarse es en qué momento de día se siente más cómodo. Se puede estudiar por la mañana o por la noche, pero en ningún caso hay que hacerlo con sueño o habiéndose saltado comidas. La sesión de estudio tendría que empezar con unos ejercicios de autoconcentración para dejar atrás los pensamientos negativos del tipo “no puedo” o “no soy capaz”.
Según la psicóloga, antes de sentarse hay que planificar el tiempo de estudio y de descanso. “Es muy útil empezar por lo que resulta más fácil, continuar con lo más difícil y, por último, abordar lo que requiera un esfuerzo intermedio. A continuación, el estudiante debe seguir un método de estudio que incluya prelectura, lectura (con subrayado, resumen y esquema), memorización y autoevaluación”, señala.
“Estas técnicas, llevadas a cabo diariamente, permitirán al alumno enfrentarse a los exámenes sin ansiedad y con confianza. Y si no se siente preparado para llevarlas a cabo, conviene pedir ayuda a un profesional. Existen métodos muy sencillos y eficaces que, aplicados de forma personalizada, ofrecen excelentes resultados”, afirma Rosa.
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