Notimex.- Un enfisema pulmonar acabó el 17 de enero de 1980 con la vida del escritor, educador, político e intelectual mexicano Agustín Yáñez Delgadillo, pero no con su legado a las letras nacionales, donde es considerado uno de los mejores escritores costumbristas de su época.
Yáñez nació en Guadalajara, Jalisco, el 4 de mayo de 1904, en el seno de una familia humilde, lo que no le impidió instruirse, cursando sus estudios primarios y de preparatoria en su ciudad natal, luego se inscribió en el Seminario de la capital tapatía, aunque más tarde abandonó la carrera sacerdotal.
Posteriormente viajó a la capital del país para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma, donde comenzó también su carrera docente.
Maestro por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1951), desde 1952 perteneció al Colegio Nacional, al Seminario de Cultura Mexicana y a la Academia Mexicana de la Lengua, de la que fue presidente en 1973.
Participó activamente en política y desempeñó importantes puestos públicos, entre ellos gobernador de Jalisco entre 1953 y 1959, y secretario de Educación Pública de 1964 a 1970, según una biografía de Yáñez publicada en línea por el Instituto de Estudios Históricos sobre las Revoluciones de México (INEHRM).
En ese cargo, se le reconoce por haber realizado valiosas reformas al sistema educativo mexicano.
Sobre su obra literaria, entre la que sobresalió la novela “Al filo del agua”, el portal “escritores.cinemexicano.unam.mx”, comenta que en la escritura de Yáñez destacó la frecuencia de introspecciones y el manejo del monólogo interior; además del uso profuso de sentencias y refranes.
Sus cuentos y novelas, añade, captaron la atención de los lectores y de la crítica literaria, sobre todo por “Al filo del agua”, novela que marcó un parte aguas en su desarrollo literario.
“A filo del agua” es una novela histórica que tematiza la realidad mexicana en su última etapa porfirista y en el surgimiento de la Revolución Mexicana.
Entre sus numerosas obras destacan: “Espejismo de Juchitán (1940)”, “Flor de juegos antiguos (1942)”, “Melibea, Isolda y Alda en tierras cálidas (1946)”.
“Los sentidos del aire (1948)”, “Archipiélago de mujeres (1943)”, “La creación (1959)”, “La tierra prodiga (1960)”, “Ojerosa y pintada (1960)”, “Las tierras flacas (1962)”, “Perseverancia final (1967)” y “La vueltas de tiempo (1973)”.
Por su trabajo literario recibió, entre otros galardones, el Premio Nacional de Letras (1973); la Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana, de la de Perú y del gobierno de Bélgica (1965), y La Gran Cruz de la Orden Rubén Darío (1966).
La Medalla de Oro de la Asociación Checoslovaca de Relaciones Internacionales, de la República de Checoslovaquia, otorgada el 24 de octubre de 1967; la Orden del Honor Docente, conferida por la Asociación Nacional de Abogados, el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados, la Barra de Abogados, el Foro de México, la Asociación Nacional de Funcionarios Judiciales y el Instituto Mexicano de Cultura (1968).
La Gran Cruz de la Orden del Quetzal (1969) y la Medalla de la Orden al Mérito, a favor de la cultura polaca (1970).
Yáñez, a quien se atribuye haber producido una obra tradicional e innovadora a la vez, cuya original prosa pone de manifiesto la búsqueda de nuevas posibilidades expresivas, murió el 17 de enero de 1980, en la Ciudad de México, a causa de enfisema pulmonar.
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