Prensa Latina.- Los restos de Luisa Pastrana, indígena mexicana humillada en vida y hasta después de muerta por su gran fealdad física, serán sepultados hoy en el panteón de Sinaloa de Leyva, tras ser repatriada a México desde Noruega.
Esta previsto para este martes una ceremonia oficial en la explanada municipal y una misa católica, para reivindicar a esta mujer, quien vivió entre 1834 y 1860 y fue presentada y explotada como La mujer-mono en espectáculos de varios países y hasta exhibido y vendido su cuerpo momificado como un objeto raro.
Además de la repatriación de la singular momia, que llegó ayer a México desde Noruega tras un largo período de reclamación, en su memoria hay previstos varios proyectos culturales como un documental y un libro.
Julia Pastrana padeció una hipertricosis generalizada congénita conocida también como síndrome del hombre lobo, combinada con hiperplasia gingival.
Tan raro padecimiento le provocó grandes deformaciones y que todo su cuerpo, menos la palma de las manos y de los pies, se le cubriera de largos y gruesos cabellos, además de desarrollársele una mandíbula simiesca.
Para la directora del Instituto Sinaloense de Cultura, María Luisa Miranta, el entierro de Pastrana en su estado natal pondrá fin a un ciclo de vejaciones y de burla hacia una mujer por su aspecto físico y sin tener en cuenta sus extraordinarias cualidades artísticas, capaz de cantar en tres idiomas, y como ser humano.
Huérfana a temprana edad, fue exhibida desde joven en circos en Canadá y Estados Unidos, donde conoció al empresario Theodore Lent, quien más tarde se convertiría en su esposo.
A la edad de 26 años, de gira en Moscú, el 20 de marzo de 1860 dio a luz un niño, quien heredó su enfermedad y murió a las 35 horas de nacido. Cinco días después, ella también falleció.
Su esposo vendió ambos cuerpos a la Universidad de Moscú, aunque luego los recuperó y continuó haciendo giras para exhibirlos por todo el continente como la mujer más fea del mundo o la mujer mono.
Objeto de robo y de otros ultrajes los restos de Pastrana finalmente se localizaron en el Departamento de Anatomía del Instituto de Ciencias Médicas Básicas de la Universidad de Oslo, de donde se logró su devolución a Sinaloa, para darle definitiva sepultura en su tierra natal.
Su regreso a México fue posible por las reclamaciones realizadas por la artista mexicana Laura Anderson y el gobernador sinaloense, Mario López.
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