Notimex.- Escritores de la provincia de Misiones, Argentina, se reunirán el martes 19 de febrero en la Casa de Horacio Quiroga con el objetivo de recordar el 76 aniversario del deceso de uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos.
El acto estará marcado por presentaciones de libros, palabras alusivas al mítico narrador uruguayo, además de presentar por primera vez el premio “Horacio Quiroga”.
Según información difundida por la Agencia de Noticias de Entre Ríos (APF), el autor del texto premiado recibirá un cuadro con el rostro del autor de “Cuentos de locura, de amor y de muerte”.
Horacio Quiroga nació el 31 de diciembre 1878 en Salto, Uruguay, aunque por un tiempo radicó en Argentina. Su obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.
Las tragedias marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.
De acuerdo con la información de su vida publicada en “biografiasyvidas.com, estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió “Una estación de amor” (1898), fundó en su ciudad natal la “Revista de Salto” (1899), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en “Diario de viaje a París” (1900).
A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con el grupo de J. Herrera y Reissig.
Ya instalado en Buenos Aires publicó “Los arrecifes de coral”, “Poemas, cuentos y prosa lírica” (1901), seguidos de los relatos de “El crimen del otro” (1904); la novela breve “Los perseguidos” (1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y la más extensa “Historia de un amor turbio” (1908).
En 1909 se traslado para vivir en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.
Al regresar a Buenos Aires trabajó en el Consulado de Uruguay y dio a la prensa “Cuentos de amor, de locura y de muerte” (1917), los relatos para niños “Cuentos de la selva” (1918), “El salvaje, la obra teatral” , “Las sacrificadas” (ambos de 1920), “Anaconda” (1921), “El desierto” (1924), “La gallina degollada y otros cuentos”(1925) y quizá su mejor libro de relatos, “Los desterrados” (1926).
De igual forma, colaboró en diferentes medios: “Caras y Caretas”, “Fray Mocho”, “La Novela Semanal” y “La Nación”, entre otros.
En 1929 publicó la novela “Pasado amor”, sin mucho éxito. Quiroga pensó que había hacia él un rechazo de las nuevas generaciones literarias, por lo que regresó a Misiones para dedicarse a la floricultura.
En 1935 publicó su último libro de cuentos, “Más allá”. Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro en 19 de febrero de 1937.
De manera póstuma fueron publicadas, entre otras, las “Cartas inéditas de H. Quiroga” (1959, dos tomos) y “Obras inéditas y desconocidas” (ocho volúmenes, 1967-1969).
Conocedor del tema, por ser el género en que se movió principalmente, Quiroga publicó el “Decálogo del perfecto cuentista”, que siguió su propia obra y recomendó seguir. En la publicación puntualizó temas como la estructura, tensión, final de la historia y su impacto.
De acuerdo con los conocedores, su obra muestra la influencia de grandes figuras de la literatura como Edgar Allan Poe, Rudyard Kipling y Guy de Maupassant. Igualmente, incursionó en el relato fantástico.
Su narración refleja una increíble precisión de estilo, con lo que logró grandes ejemplos para manifestar la violencia y el horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza, para lo cual sacó provecho de su residencia en la selvática Misiones.
El salvajismo de la naturaleza lo trasladó hacia su visión del mundo en general, del cual son víctimas sus personajes, lo que se concreta a través de inundaciones, grandes lluvias y animales depredadores.
Dominante de la naturaleza de la narración corta, su interés fue alcanzar el lenguaje preciso para plasmar lo que justamente quería decir, lejos de estilo modernista, al que se había adherido al inicio de su carrera literaria.
La obra de Horacio Quiroga también se perfilo hacía las narraciones de corte parapsicológico o paranormal, los hechos en los que la mente juega con el ser humano.
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