Cuatro cosas curiosas que no sabías sobre los Óscar

Más divorcios entre las premiadas. Un estudio realizado en 2011 por la Universidad de Toronto revelaba que las ganadoras de un Óscar a la Mejor Actriz tienen mayor riesgo de divorciarse que las nominadas que no se llevan finalmente la estatuilla a casa. En la lista de actrices que lo han sufrido en sus propias carnes se encuentran Joan Crawford, Bette Davis, Halle Berry y Kate Winslet.

Discursos de cine. Según un estudio realizado por Rebecca Rolfe, de Georgia Tech, y basado en 60 años de discursos de los premiados por la Academia de Cine Norteamericana, aunque cada discurso es único la frase más repetida en la historia de los Óscar es “Me gustaría agradecer a la Academia…”, si bien actualmente solo un 40% de los ganadores la dice. La mitad de los discursos incluyen agradecimientos a la familia. En lo que sí coinciden 8 de cada 10 galardonados es en cerrar el discurso con la palabra “Gracias”. Y un discurso típico duraba 40 segundos en los años sesenta, mientras que hoy se extiende hasta dos minutos. Soltar unas lagrimitas al recibir el premio es dos veces más frecuente entre las actrices que entre los actores.

Más opciones en un drama. Según un estudio coordinado por el sociólogo Gabriel Rossman, de la Universidad de California, y basado en la Internet Movie Database (IMDb), que incluye películas desde 1927, es nueve veces más probable que un actor sea ominado por su actuación en una película dramática que en una cinta de cualquier otro género cinematográfico. El estudio también demuestra que los actores y actrices que ya han sido nominados al menos una vez, así como aquellos dirigidos por un director que ha sido nominado previamente, son más proclives a volver a figurar entre los candidatos al Óscar en posteriores ediciones de los premios.

¡Arriba esa estatuilla! El 26% de los actores premiados con un Óscar, tras recibir el trofeo, lo levanta en el aire con una mano. Entre las actrices el gesto es más frecuente: el 60% de las actrices lo alza sobre su cabeza, aunque entre las féminas es habitual usar las dos manos, según revelan los datos del análisis de Rebecca Rolfe, de Georgia Tech.

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