Notimex.- En la Ciudad de México, donde cada día 10 mil personas se desplazan en bicicleta, un grupo de sordos e hipoacúsicos integraron Bicisordos, pero les preocupa su seguridad, su integridad por el abuso de algunos conductores, en especial los del transporte público.
Xanat Rubio, una de las integrantes, expresa que al circular en bicicleta “No queremos sufrir accidentes por su descuido de atropellar la vida, como pasó con la ciclista Ilse Mariel Alonso”.
La joven hipoacúsica -usa dos auxiliaries auditivos y es la intérprete (Lengua de Señas Mexicana-Español y viceversa) de Bicisordos- cita, por ejemplo: “cuando hablan o se distraen con sus celulares, los conductores pueden atropellar a cualquier persona o animal”.
El objetivo de Bicisordos es “la inclusión de las personas con discapacidad a los espacios públicos y nuestra herramienta es la bicicleta”, pero el riesgo existe: “nosotros no oímos y no queremos que nos suceda lo que pasó a Ilse” el 9 de febrero, cuando un microbús se pasó un alto, la atropelló y provocó su muerte.
En entrevista con varios integrantes de Bicisordos, al pie del Ángel de la Independencia, justo antes de que iniciaran su rodada, Belem Romero Rojas, una de sus fundadoras, rememora cuando formaron el grupo. Estaban motivados porque querían disfrutar el paseo y el 28 de abril de 2012 se decidieron a salir a divertirse en bicicleta.
Belem explica que “los sordos necesitan información que llegue a ellos, a los que están en casa, que sepan que hay una opción para salir, porque no tienen amigos, pero hay que avisarles, invitarlos a venir al paseo, que sepan que nos vamos a cuidar, que podemos aprender a andar en las calles aún sin oír, podemos observar más al pasear en bici”.
A su vez, Verónica Alatorre, también fundadora de Bicisordos, explica que al convivir con otros ciclistas, cuando son oyentes y vienen a platicar, ella puede hablar con lengua de señas, “así me expreso bien”.
Recuerda cuando conoció al grupo Mujeres en Bici, cuando ellas le hablaban pero no entendía con la lectura de labios, por eso prefiere comunicarse con lengua de señas.
“Yo he necesitado un intérprete que me apoye para poder integrarnos sordos y oyentes, así nos podemos divertir mucho, pues algunas personas hablan muy rápido o mueven muy poco los labios. Con intérprete todo es claro y nos entendemos”, explicó.
Por su parte, Alejandro Márquez Ascencio, quien es sordo, rememora cuando empezó a salir en su bicicleta y se unió con otros grupos. Él no tenía experiencia, pero ellos le enseñaron cosas importantes, como las señales de tránsito con los brazos, y luego empezó a invitar a sus compañeros de Bicisordos.
“Empezamos a organizarnos por ejemplo con Mujeres en Bici, ellas capacitan. Yo pude hacerlo, de noche salgo de lunes a viernes con diferentes grupos, siendo sordo soy muy observador, pero hay mucho abuso de los conductores de taxis, peseros y autos”.
En esta actividad, dice en lengua de señas, hay una combinación de cultura, aprendizaje de la historia, el disfrute del paseo, ejercicio, para todas las personas que quieran participar.
Opina sobre el accidente de Ilse, y refiere los riesgos a que se enfrentan los ciclistas en la ciudad; por ejemplo, “si los autos tocan el claxon nosotros los sordos no escuchamos”, y pregunta ¿qué pasaría si atropellaran a un ciego, o a cualquier persona con discapacidad? los conductores no obedecen el Reglamento de Tránsito.
Otro de los compañeros de Bicisordos es Fernando García, es oyente y su esposa Maribel es sorda. Acompaña al grupo en la ruta “por el simple gusto”, siempre está el riesgo de una caída, un accidente, y entonces puede apoyar, e incluso si fuera algo más grave, para pedir auxilio.
Víctor Barrera es otro oyente que nunca falta a los paseos del grupo Bicisordos. Explica que Fernando avanza adelante con un radio, luego todos los demás compañeros sordos e hipoacúsicos y al final va él con otro radio y Alejandro, avanzando en fila.
Así, dice, en caso de accidente o caída “logramos auxiliar al compañero, o si sucede una descompostura tenemos capacitación básica de mecánica de bicicletas; se trata de cuidarnos” y en ello logran buena integración de sordos y oyentes.
David Marín es sordo, otro de los miembros del grupo, él pasea con su esposa y su hijo oyentes. Como ellos, dice Alex, más personas pueden integrarse a Bicisordos, para divertirse, ver la ciudad, para unirse a ésta que es como una familia, una familia en bici.
Para hacerlo, es importante recordar el uso de casco, guantes, lentes de protección para el sol y una cámara para poder hacer el cambio en caso de ponchadura. Todo en una mochila, herramienta básica, además de agua para mantenerse hidratados.
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