Notimex.- A los 21 años Xóchitl González inició su actividad profesional en el teatro como escenógrafa, rodeada de hombres de entre 40 y 50 años, quienes a diario expresaban ante sus superiores la inconformidad de ser dirigidos precisamente por una mujer y sobre todo, más joven.
“Alguna vez Alejandro Luna (arquitecto, iluminador y escenógrafo) dijo que las mujeres en el teatro eran de mala suerte, así como en los barcos. Lo decía de chiste, pero entre broma y broma la verdad se asoma, de modo que para mí fue difícil abrirme paso en un ambiente dominado por el machismo”, expresó en entrevista con Notimex previo a la celebración del Día Internacional de la Mujer, este viernes.
Cuando Xóchitl (actualmente diseñadora de iluminación y escenografía de “Amor, dolor óY lo que traía puesto!” y “óSi nos dejan!”, recién salida de cartelera) se presentaba a trabajar todos los días, sus compañeros no cesaban al cuestionarla de manera burlona y grosera.
“Si me confrontaba con ellos, seguro saldría perdiendo y si me colocaba en el papel de la víctima, de la mujer que llora, tal vez lograría que se conmovieran de mí; sin embargo, opté por la resistencia, por mostrar al máximo mis conocimientos y capacidad para lograr su respeto”.
El caso de Eiza González no es diferente al de Xóchitl, pues en mayo de 2012, cuando debutó en el teatro protagonizando el musical “I love Romeo y Julieta”, de Manolo Caro. La crítica especializada y el público destrozaron su trabajo en escena tras la primera función. Dicha situación le provocó una profunda molestia y depresión.
“Me aventé al abismo porque nunca había hecho teatro ni siquiera musical. Fue un trabajo muy arriesgado y aunque aprendí mucho, me di cuenta que el teatro al igual que el cine es un gremio muy cerrado, pues me desvaloraban por ser actriz de televisión”.
Durante el estreno de la obra, recordó Eiza, “no lo pasé muy bien, estaba muy nerviosa y tener a la prensa encima fue muy pesado, pero con el tiempo fui creciendo y dominé el escenario”, ahora sé que quiero continuar en esto y demostrar que tengo las tablas”.
La directora teatral Iona Weissberg vivió durante muchos años en el extranjero y cuando llegó a México con el propósito de realizar aquí su preparación recibió un rechazo total del género masculino.
“El machismo que imperaba me causó un shock. No sé si ya no existe o quizá me acostumbré; no obstante, prefiero pensar que ha sucedido un cambio generacional y los hombres ya aceptan y respetan la labor de las mujeres en el teatro”.
A partir del siglo XVIII, relata Weissberg (directora de “La madriguera” y “El amante”) aumentó el número de actrices en teatro y en la dramaturgia nacional éstas siempre han jugado un rol importante desde Elena Garro hasta Sabina Berman y Ximena Escalante.
“En México han predominado las voces masculinas, a diferencia de otros países donde la propuesta de la mujer ha sido más fuerte. Sin embargo, creo que en los últimos 20 años la situación ha sido a favor del sexo femenino y ahorita somos muchas las que nos atrevemos a dirigir y a lograr un respeto en el arte”, destacó.
La discriminación en teatro es una acción que Angélica María nunca ha sufrido, pues desde que subió a escena por primera vez, a los 10 años de edad, la respuesta de todos quienes tras bambalinas hacen posible la magia, fue satisfactoria.
“En aquel entonces me dirigían Jesús Valero y Rita Macedo (madre de Julissa). Yo interpretaba a una niña criminal que mataba hasta a su mamá. Fueron inicios muy padres porque me divertía mucho y todo el mundo me consentía”, dijo.
La actriz resaltó que a través de los años se han abierto las puertas a la mujer en el teatro, “porque es bien sabido que cuando nos proponemos algo, lo logramos, tenemos los pantalones suficientes para salir adelante derribando las montañas.
“Yo tuve una madre (Angélica Ortiz) que así fue, era una señora maravillosa que brincaba todos los obstáculos y el único que no pudo vencer fue el cáncer, se la llevó en seis meses, pero todo lo demás lo logró y se convirtió en una productora muy importante”, señaló.
“Los hombres son divinos y trabajadores, añadió la actriz, pero las mujeres somos fuertes, sacamos adelante a nuestros hijos convirtiéndonos en el eje principal de la familia y aunque todavía vivimos en un mundo de hombres, estoy segura que pronto será un hogar de mujeres”.
Para Fela Fábregas tampoco fue complicado iniciarse como productora teatral y lo hizo para evitar el aburrimiento debido a que su esposo, el fallecido Manolo Fábregas (1921-1996), planeaba en 1962 una gira extensa de una obra por la República Mexicana.
“Entonces le pedí que me dejara producir una comedia española y me dijo: está bien, hazlo. Se llamó “Vamos a contar mentiras” con las actuaciones estelares de Carmen Molina, Mario García González, Joaquín Cordero y Chucho Salinas, entre otros.
“La gente llamaba para preguntar si era una obra de Manolo y al decirles que no, de todos modos se animaron a venir, creyeron en mi capacidad, pues yo asistía siempre a mi esposo. Además se trataba de una buena historia, conseguí un excelente director y todo se fue facilitando.
“Si el inicio de tu proyecto está bien el resto continuará así, se trata de armar un buen paquete para que una cosa facilite la otra. La temporada fue un exitazo, todavía guardo la tarjeta que me mandó mi marido esa noche junto con unas flores”, recordó.
La productora, quien ha montado otras historias de gran impacto como “El diluvio que viene” y “Sorpresas”, opinó que si la mujer ha logrado sobresalir poco a poco en el teatro se debe a su valentía y talento.
“Hemos visto a muchas mujeres que tienen talento, pero no son valientes, la timidez las derrumba y fracasan. Por eso creo que si se quiere triunfar en este negocio hay que tener agallas, fuerza y preparación, de lo contrario, no existes y los hombres te opacan”.
La productora Martha Vallejo, que junto a su hermana Guillermina y Carmen Salinas tienen a su cargo la obra “Aventurera”, compartió a Notimex que durante un viaje, conduciendo una camioneta y al lado de ella Juan Gabriel, el cantante expresó: “mujeres”.
“Cruzamos la caseta y nos paramos en esas tiendas sindicales que hay sobre las carreteras y cuando nos subimos otra vez le pregunté: por qué comentaste mujeres, y me respondió:
“Ve a las casetas de toda la República y el 90 por ciento son mujeres, vete a los bancos y el 90 por ciento son mujeres. Si quieres que algo se haga bien y se lleve a término, encomiéndaselo a una mujer”.
Dicha reflexión le pareció a Martha digna de llevar a cabo y hasta el día de hoy trabaja con muchas mujeres a su cargo.
En la década de los 90 el teatro se vistió en la producción con los nombres de Silvia Pinal, Angélica María y Tina Galindo, cuando antes el común denominador eran hombres como Manolo Fábregas, Rubén Lara o Salvador Varela.
“Luego de asistir a varios escenógrafos me fui a Barcelona, España, para hacer una especialidad durante dos años y aunque fue duro, hoy puedo decir que gané la batalla a los hombres que me menospreciaban por ser mujer.
“Ahora cuando llego a montar mi escenografía generalmente toda la plaza técnica se porta respetuosa conmigo y por consiguiente, el trabajo es más fácil y fluido, encuentro menos resistencias y pocos problemas”, destacó Xóchitl González, que actualmente se desempeña como escenógrafa de “Tennessee en cuerpo y alma”.
A juicio de Martha Vallejo, “los productores son muy buenos en su trabajo, pero las mujeres tenemos un sentido muy especial, un feeling diferente y si nos hemos ganado un lugar en el teatro, el respeto y el reconocimiento de los varones, es porque le imprimimos amor y pasión a todo”.
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