Notimex.- Emiliano Zapata, jefe supremo del Movimiento Revolucionario mexicano, será recordado mañana a 94 años de su muerte, por haber sabido defender el derecho del pueblo a la tierra, lo que lo convirtió en símbolo del agrarismo mexicano.
Emiliano Zapata nació en San Miguel Anenecuilco, Distrito de Villa de Ayala, en el estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879; sus padres Gabriel Zapata y Cleofas Salazar eran campesinos, de ahí que desde la infancia tuvo la oportunidad de conocer los problemas del campo.
Desde niño se interesó por la historia de México, en especial los hechos de la independencia, y todo lo que tuviera que ver con las luchas que se realizaban en el país.
De acuerdo con la biografía que de él difundió la página electrónica dedicada al Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicanas, en 1906 llegó a Cuautla a una junta en la que se proponía defender los derechos y las tierras de los campesinos contra el régimen porfirista.
En 1908 fue incorporado al noveno Regimiento destinado a Cuernavaca, aunque sólo duro seis meses como soldado, ya que Ignacio de la Torre se lo llevó para ocuparlo como caballerango en la Ciudad de México.
Fue elegido presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco el 12 de septiembre de 1909, y ya en ese cargo estuvo en contacto con Ricardo Flores Magón, con el periodista Paulino Martínez y con el profesor Otilio Montaño.
Afin al candidato de oposición Patricio Leyva, Zapata tuvo su primera intervención política en la elección para gobernador de Morelos el mismo año, esto trajo represalias para Anenecuilco ya que el ganador fue el candidato oficial Pablo Escandón.
Un año después, apoyado por el jefe político José A. Vivanco, se dedicó a recuperar por la fuerza las tierras que habían sido arrebatadas a los campesinos de Villa Ayala, repartiendo entre ellos parcelas para su cultivo.
Motivado por las demandas agrarias del Plan de San Luis, se incorporó al ejército maderista al estallar la revolución pero una vez que triunfó Madero, el reparto de las tierras no se llevó a cabo, por lo que Zapata respondió tomando Yautepec, Cuautla y Cuernavaca.
El 25 de noviembre de 1911, Zapata promulgó el Plan de Ayala, con el que se levanta en armas en contra el gobierno de Francisco I. Madero, el cual estaba en desacuerdo en lo que se refería a la cuestión agraria.
Luchó contra el gobierno de Victoriano Huerta en acuerdo con Francisco Villa con quien formó el Ejército Libertador del Sur, al producirse la división entre Carranza y Villa, con el ejército entró a la Ciudad de México, en noviembre de 1911.
Acabaron los latifundios y repartieron la tierra; fundaron un banco agrícola y abrieron numerosas escuelas e impulsaron a la organización de los campesinos, señala la biografía publicada en el sitio electrónico “redescolar.ilce.edu.mx”.
En 1915, tras la derrota de Villa se dirigen numerosas fuerzas por todo el estado de Morelos con la finalidad de cazar a Zapata ya que solo el zapatismo quedaba como un obstáculo para la consolidación del nuevo gobierno.
Zapata fue traicionado y asesinado por el coronel Jesús Guajardo, el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, su cadáver fue llevado a Anenecuilco y posteriormente trasladado a Cuautla, en donde sus restos reposan al pie de la estatua que le fue erigida.
Zapata defendió con coraje la propiedad de la tierra, la frase “Tierra y Libertad” pudo sintetizar los deseos de los campesinos los cuales aún hoy siguen aclamando “La tierra es para quien la trabaja”.
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