Notimex.- La vida de asesinos, mendigos y prostitutas, así como la miseria y los abusos de la Alemania de los años 20, forman parte de la trama de “La ópera de tres centavos” que anoche se presentó en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) en esta ciudad.
Con la música del compositor Kurt Weill (1900-1950) y libreto del dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956), bajo la dirección de escena de Horacio Almada, dicha obra atrapó las miradas de los presentes, pues en ella se critica al orden burgués representándolo como una sociedad de delincuentes.
En cerca de dos horas, se cuenta la historia de Polly Peachum, hija de uno de los peores delincuentes de la ciudad, se casa en secreto con Mackie el Navaja. El padre de Polly hará todo lo posible por qué encierren a Mackie, pero éste, tan astuto como Peachum, evitará su arresto haciendo valer sus influyentes contactos con la policía.
Finalmente, es encarcelado y Polly queda al frente de sus trapicheos; pero poco después, Mackie se escapa gracias a la intervención de Lucy, la hija del jefe de la policía, con quien antaño había tenido un romance. La traición de Jenny, otra de sus antiguas amantes, le llevará de nuevo a la cárcel.
Con música de la Sinfónica de Alientos de la Policía Federal, bajo la dirección de Luis Manuel Sánchez Rivas, la obra está ambientada en el Londres suburbano, pero expone la corrupción política y social de la Alemania de los años 20 del siglo pasado.
Con diálogos en español y cantos en alemán, en esta pieza, Brecht, más que hablar del hombre, aborda la problemática y los males que padece el ser humano como la corrupción, la delincuencia, la crisis económica y la prostitución, principalmente.
Una boda en un viejo gimnasio es el detonante de una carrera vertiginosa en la que los mendigos, las prostitutas y la policía comparten protagonismo, y en las que los presentes son testigos de una sociedad desquebrajada.
“Es una obra que importa por lo que dice y por lo que critica y, aunque sucede en una Alemania plena, tiene muchos puntos en común con la situación actual por la que atravesamos nosotros”, consideró Horacio Almada, director de obras como “La vida breve”, de Manuel de Falla, o “La mulata de Córdoba”, de José Pablo Moncayo.
Para Almada, Kurt Weill es uno de los grandes compositores del siglo XX, que mezcló lo popular y lo clásico con gran maestría, y la alianza que hizo con Brecht fue bastante afortunada, debido a que creó uno de los grandes clásicos musicales, que aún se monta en todas partes del mundo.
Recordó que la ópera de Weill creó, por ejemplo, una moda en la forma de vestir en los berlineses, una nueva forma de analizar el poder en la política y la corrupción que produce en todos los ámbitos de la sociedad, fenómeno que sucede en cualquier parte del mundo y que la gente tiene plenamente identificado.
Representada en Berlín en 1928, “La ópera de los tres centavos” está inspirada en The Beggar’s Opera (La ópera del mendigo), de John Gay, dramaturgo considerado de avanzada para su época, ya que se atrevió, en 1728, a llevar a escena la vida de asesinos, mendigos y prostitutas.
Esta ópera, es pues, una parodia de una obra de carácter paródico, ya que la puesta de Gay se mofaba de los tópicos artísticos consagrados. Dos siglos después de Gay, Brecht y Weill exploran, con desenfado y divertida agresividad, los resquicios del mundo urbano capitalista y sus efectos en los hombres.
“La ópera de tres centavos” se volverá a presentar mañana en el recinto ubicado al sur de esta ciudad.
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