Notimex.- La Compañía Nacional de Danza (CND) festeja sus 50 años, en el Auditorio Nacional, con “La Esmeralda”, ballet que recoge la historia del Jorobado de Notre Dame y la hermosa gitana. La celebración inició con una función anoche, a la que seguirá otra hoy y una más mañana.
El invitado especial a esta serie de presentaciones, con música a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por la enérgica batuta de Mikhail Granovsky, es el primer bailarín Iván Putrov, quien ayer lució magistral en cada movimiento, desafiando en cada momento a la gravedad y al tiempo.
Con estas funciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) presenta por segundo año consecutivo el hermoso ballet a cargo de la CND, dirigida por la maestra Laura Morelos; Putrov es el primer bailarín ucraniano que ha pertenecido al famoso Royal y goza de una monumental fama internacional.
La coreografía es una verdadera joya dancística basada en el texto clásico de la literatura universal “Nuestra señora de París”, de Víctor Hugo. Para poder ser llevado a su versión en ballet, fue armado en tres actos divididos en cinco escenas. Hay que saber que la historia se desarrolla en el París del siglo XV.
Este ballet, con más de 80 bailarines en escena, es una coreografía de Yuri Burlaka y Vasily Medvedev, integrantes del ballet Bolshoi, basada en la versión de Marius Petipa. Ambos coreógrafos estuvieron en México en el año 2012 para el montaje de la obra que hoy es una realidad en el citado recinto.
“La Esmeralda”, de Jules Perrot, fue presentada por primera vez en Londres en 1884, y dos años más tarde, en San Petersburgo. En 1886, poco más de 40 años después, Petipa la revivió y enriqueció de manera considerable. Durante el siglo XX, la obra fue remontada por varios coreógrafos en todo el mundo.
El personaje de “Esmeralda”, inspirado en la obra literaria “Nuestra Señora de París”, de Víctor Hugo, es un homenaje al amor incondicional que Jules Perrot sentía por su esposa y bailarina favorita, Carlotta Grisi. La obra refleja la personificación de la femineidad eterna y la imagen de la bailarina ideal.
La historia cuenta de manera lúdica como Claude Frollo, archidiácono de la Catedral de Notre Dame, quien desea fervientemente y de manera enfermiza a Esmeralda, incita a Clopin Trouillefou, rey de los vagabundos de “La corte de los milagros”, y a Quasimodo, el campanero jorobado, a raptarla.
Los villanos son detenidos por el capitán Phoebus, quien ordena el arresto de Quasimodo y la asistencia a la gitana. Ella queda encantada por la gentileza y guapura del capitán, quien le regala una mascada como recuerdo. Los celos hacen que Claude planee deshacerse de Phoebus a como de lugar.
Esta versión de “La Esmeralda” tiene un final feliz, a diferencia de la obra de Víctor Hugo, que termina con la ejecución de la gitana. Esa situación provocó, al menos la noche de ayer, que el público saliera de la sala con un agradable sabor de boca, en lugar de abandonar el lugar llorando por la muerte de la bella.
La música, de Cesare Pugni con arreglos de Alexander Troitsky, es interpretada en vivo por la Orquesta del Palacio de Bellas Artes, bajo la batuta de Mikhail Granovsky -director de la Orquesta del Teatro Bolshoi. Participa en esta puesta en escena la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea.
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