Notimex.- El escritor estadounidense Joe Haldeman afirmó hoy que aunque le “guste” leer periódicos y estar apegado a la actualidad, los escritores de ciencia ficción no “nos enfrentamos a la vida real y sus problemas”.
Al presentar en la XVI edición de la Semana Negra de Gijón su última novela “La libertad interminable”, pidió perdón por ello, por comportarse a veces “como un niño”, sobre si temas como el suceso de Wikileaks o el caso del espía estadunidense Edward Snowden podrían influir en una siguiente novela.
“Claro que sí”, respondió y añadió que “pido perdón por ello, mis disculpas, pero a veces nos comportamos como niños porque no afrontamos las dificultades que la realidad que te presenta y las noticias que acontecen”.
Sobre su rutina de trabajo, el veterano novelista declaró que ahora “pierde más el tiempo”.
“Tenemos muchas máquinas que nos devoran los minutos, al principio de mis trabajos escribía cinco o seis horas seguidas pero lo fui abandonando”, comentó.
Haldeman añadió que ahora le gusta “agarrar su bicicleta, ir a uno de los cafés próximos a su casa y escribir unas dos horas. El café no es tan bueno como el que tomo en mi casa, pero se puede beber”.
“Elaboro un plan de trabajo, escribo con colores distintos para acordarme de los días y hago un esqueleto de la obra. No es un trabajo, es como un juego porque también me gusta hacer dibujos, decorar mucho las historias”, agregó.
Sobre sus gustos y referentes declaró que no tiene un grupo muy concreto en los que se fijó pero que disfrutó con Arthur Clark o Edgar Allan Poe.
“No tengo un gusto personal muy literario, pero Poe y Clark fueron grandes, lo que siempre tuve claro como fan de la ciencia ficción es que quise ser escritor de este género y eso es lo que tenemos que tener por seguro los que nos dedicamos a esto”, expresó.
En “La libertad interminable”, un veterano de guerra, William Mandella, es el protagonista en una vida bastante aburrida.
Los ciudadanos de la Tierra evolucionaron por caminos insospechados y tomaron el control de su nuevo hogar, manteniendo con vida a los independientes habitantes humanos sólo debido a su diverso poso genético.
Ante ello, Mandella y sus camaradas no desean vivir de este modo. Así que deciden robar una nave espacial y huir a las estrellas, para comenzar la humanidad de nuevo, sin embargo algo sale mal y tienen que regresar a casa en animación suspendida veinticinco años más tarde, algo bastante arriesgado.
El planeta envejeció siglos durante su viaje, y la tripulación se pregunta qué nuevo mundo los espera a su llegada.
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