Notimex.- Integrada por 48 piezas, la exposición “José Justo Montiel, pintor orizabeño”, que da cuenta del valioso acervo pictórico del siglo XIX de la Universidad Veracruzana, fue inaugurada anoche en el Centro de Cultura Banamex, Palacio de Iturbide.
La muestra, que permanecerá hasta el próximo 30 de septiembre, incluye obras en retrato y paisajes de Justo Montiel, cuya obra da cuenta de su estrecha relación con el clero secular. Además de temas religiosos, el artista incursionó en géneros como el paisajes y el bodegón.
Entre las obras que conforman la exposición, destacan: “Retrato de hombre con barba y bigote”, “Retrato de un jurista”, “El fumador”, “Coronel Jovaneney”, “Retrato de un papa”, “El Bibliotecario”, “Retrato de Mier y Terán”, “Retrato de caballero orizabeño” y “Retrato del señor Aguirre Pagade”.
Así como “Retrato de una poetisa”, “Retrato de Isabel II”, “Jovencita mirando de espalda”, “Niña de la rosa en la mano”, “Retrato de un niño con sombrero”, “Santa”, “La anunciación”,”Bodegón”, “Bodegón de peces”, “Salto de agua”, “Paisaje con una torrente” y “Retrato de una mujer anciana”.
La obra del pintor José Justo Montiel, perteneciente a la llamada Escuela Veracruzana de Pintura, ha sido poco difundida fuera de su estado natal, de ahí que la asociación civil Fomento Cultural Banamex en colaboración con la Fundación Roberto Hernández Ramírez y el Instituto Veracruzano de Cultura han unido esfuerzos para dar a conocer la producción más significativa del artista.
De acuerdo con los promotores de la exposición, la obra de Montiel se dio a conocer en 1942 en la Galería Decoración de la Ciudad de México, durante una época en la que se empezaba a revalorar el arte decimonónico realizado en los estados de la República Mexicana.
Dos años después se exhibieron en el Palacio de Bellas Artes varios óleos del artista, al lado de otros de pintores veracruzanos.
Por su singularidad, se les consideró como una Escuela Regional Veracruzana, en el entendido de que los artistas plásticos se habían formado sin ninguna influencia de la Academia y que su producción era considerada como un arte ingenuo o popular. No obstante, ahora se sabe que algunos de ellos sí tuvieron una formación académica.
José Justo Montiel, quien nació el 5 de agosto de 1824 en la hacienda de Tecamalucan, del pueblo de Acultzingo, Orizaba, inició sus estudios de pintura en el taller del maestro Gabriel Barranco. Más tarde, ingresó a la Academia de San Carlos, donde fue alumno de Pelegrín Clavé.
Algunos de sus condiscípulos fueron Tiburcio Sánchez, Fidencio Díaz de la Vega, Ramón Sagredo y Felipe S. Gutiérrez, con los que guardó una buena amistad a lo largo de los años.
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