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Written by redaccion2. Posted in Columnas, Minuto a Minuto

Published on agosto 20, 2013 with No Comments

Omar VillaseñorHeli, la cinta que no hubiera querido ver

“Si yo no les digo la verdad, quién sabe qué le vaya a pasar a mi hermana”

En una sala semivacía, el día de ayer pude ver “Heli”, cinta mexicana que se estrenó hace una semana. La película de Amat Escalante obtuvo hace un par de días el Premio del Jurado a la Mejor Película del Festival de Cine de Lima y le valió el premio a mejor director en el Festival Internacional de Cine de Cannes en el mes de mayo. Por cierto, para los nacionalistas, por segundo año consecutivo para un compatriota (Carlos Reygadas en 2012 por “Post tenebras lux”).

¿De qué trata la película? Heli, un joven de 17 años, que sobrevive con el salario que le otorga ser obrero de una planta ensambladora de automóviles, comparte techo con su padre, su esposa, su pequeño vástago y su hermana Estela de 12. Esta última se involucra en una relación sentimental con un policía federal, quien ante un sueldo miserable y un trabajo deplorable (uno de los diez empleos más peligrosos del mundo), concibe la oportunidad de su vida, robando un par de paquetes de coca. Lo que detona que Heli y su familia sean una de las miles de víctimas del fuego cruzado del narcotráfico y la corrupción.

Escalante, ante un tema ya tocado por el cine mexicano en últimas fechas (“El infierno”, “Miss bala”), nos muestra un pequeño caso del cáncer del narcotráfico, una enfermedad que inició hace décadas (con Caro Quintero como ejemplo, quien hoy es un hombre libre), que no pudo ser erradicado y que hoy ha atacado hasta los lugares más olvidados de la nación. Un cáncer que ha hecho necesario activar cuerpos de autodefensa, ante la poca capacidad del tratamiento de la seguridad pública.

HeliLa película ha sido tachada de violenta, una violencia a mi parecer necesaria. Y es que el tema del narcotráfico, del crimen organizado, de la guerra comenzada por nuestro flamante ex presidente, se ha vuelto el pan o la tortilla de cada día; lo que nos ha llevado a escuchar con total naturalidad casos de descabezados, colgados, descuartizados y demás. Es tal esta costumbre, que Escalante tiene que recurrir a la muerte de un animal, ante el poco asombro que podría resultar un par de huevos cocidos.

Los detalles.
Conocemos las características del nivel socioeconómico de Heli, gracias a una trabajadora del INEGI. Y es así como Amat hace una crítica a cómo nos convertimos en estadística, en simples y llanos números. Al igual que cualquier caso de pérdida ante el narcotráfico, que termina en archivo.

El involucramiento de menores. Los niños soldados. Ante las lagunas en las leyes penales mexicanas, el crimen organizado se ha enfocado al reclutamiento de menores, quienes no pueden ser juzgados como un adulto.

La televisión. Son cuatro los momentos, durante la cinta, que escuchamos o vemos el televisor de la casa de Heli. El primero, cuando oímos una noticia sobre el Chicharito Hernández; el segundo, un grupo de acarreados asisten a un evento proselitista sin saber a quién apoyan; el tercero, las imágenes de una caricatura en blanco y negro; el cuarto la noticia del hallazgo de tres cabezas decapitadas. Una muestra de la pérdida de visión ante la realidad que sufrimos.

Para finalizar “Heli” resulta una película llena de silencios incómodos, de imágenes trasgresoras, de secuencias tediosas, que la convierten en un madrazo que te abre los ojos o que hace que te los tapes, que te deja un mal sabor de boca, que te arruina el día, que desearías no haber visto, porque desearías que no tuviera hechos de donde inspirarse.

Omar Villaseñor Zayas
@omarVzayas
@LaVoluta

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